Lo complicado de esos días en que tienes que avanzar, aún sin saber a dónde es que da miedo meter el acelerador a fondo. Porque, a final de cuentas, no sabes si te estás acercando o alejando del objetivo final que pretendes.
Lo cierto es que no puedes dejar que el tiempo pase sin hacer nada. O haciendo cosas pequeñas o simples, cotidianas si quieres; de rutina. ¿Qué es la vida si la dejas desperdiciar así nada más? Nada relevante.
Pero tampoco puedes buscar únicamente un sentido de trascendencia. No todo lo que haces tiene un eco permanente en la eternidad. Y tal vez no se logre incluso en lo más importante que logres en tu vida. Pero así pasa y está bien.
Avanzar, el objetivo.
Lo importante es no detenerse. Tal vez no está la meta clara. O la del siguiente trimestre. Acaso la de la semana no se cuál es. Sí sé a dónde quiero llegar en el largo plazo y qué tengo que hacer al respecto. Y algunas de las cosas que tengo que avanzar para poder llegar a esas metas.
Pero, por ahora, me entran las dudas de qué sigue. Sí, el NaNoWriMo de Noviembre. Ese se va a hacer sí o sí. Estoy pensando de qué va, pero lo haré. Eso es una de las cosas a lograr este año. La primera traducción de uno de mis libros. Ya va. (¿Alguien quiere ser lector beta? Avíseme por correo, ya saben, gonzalo @ gjsuap.com ).
Pero adicionalmente, siento que eso no basta. Ayuda, son pasos correctos. Pero no basta. Habrá que decidir qué más tengo que hacer. Y , lo más importante, volver al buen hábito de añadir un tiempo en la agenda para cumplirlo. Porque aunque no tenga claro a dónde ir, lo cierto es que el objetivo es avanzar.