La mente humana es un lugar difícil de comprender plenamente. No sabemos que graba un recuerdo, o qué lo vuelve a traer de vuelta. Qué dispara una condición mental positiva o negativa. Es, virtualmente, territorio inexplorado. Y Neil Armstrong, primer hombre en pisar la luna (y de quien comentamos antes) no es la excepción.
Sus últimas palabras en la luna fueron «buena suerte, Señor Gorky«, no tan famosas como la primera frase de «un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad«, en las que la existencia del «el» o de «un» se ha debatido fuertemente. Y muchos, durante más de 25 años se preguntaban qué quiso decir con eso. Buscaron a Gorky en la NASA, en Rusia, en los entrenamientos como piloto y como astronauta… no lo encontraron.
Fue hasta 1995, en que en entrevista con Walter Cronkite comentó lo que hasta entonces era una pregunta que siempre evadía con una sonrisa en las pocas veces que se la volvieron a plantear en más de un cuarto de siglo.
«Supongo que ahora que ha muerto el señor Gorky no comento una indiscreción al contar las cosas. Un día estaba jugando beisbol con mi hermano y un lanzamiento fue a dar a casa del vecino. Entré al jardín por la bola y escuché peleando al señor Gorky y su esposa. Ella le dijo ‘¿Sexo oral?¿Quieres sexo oral? ¡Yo te haré sexo oral el día que el hijo del vecino camine en la luna…!´. No pude evitar recordar ese incidente».
Por supuesto, que para la señora Gorky era algo imposible; habló de la condición más absurda que pudo imaginar -que un niñito del Ohio rural llegara a la luna-. Por otro lado, Armstrong no entendía a qué se refería con la frase «sexo oral»; a final de cuentas, era un niño del Ohio rural a finales de los años 1930 y principios de 1940. Pero aún así la mente de aquel niño, puesto en uno de los lugares más inverosímiles, en la superficie de la luna, no pudo evitar recordar ese incidente infantil… Y no se supo si se hizo realidad o no.
Lo cierto es que estemos en la luna o «en la luna», la mente humana es un lugar difícil de comprender plenamente, no sabemos que graba un recuerdo, o qué lo vuelve a traer de vuelta. De cualquier modo, no creas que algo es imposible sólo porque te parece inverosímil. Yo sigo recordando con una mezcla de emociones la última frase de Armstrong en la luna, y le deseo «buena suerte, Señor Gorky; buen viaje eterno, señor Armstrong«.
Ahhh, me encantó 🙂
Gracias… es bonita anécdota -aunque hay quien me dice que es mera "leyenda urbana". Yo si lo creo…
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