SANTA. MADRE. DEL. DIVINO. JERBO. (Ayer me enteré de que se escribe “Jerbo”, y no “Gerbo”, como yo creí durante 34 años de mi existencia. La vida nos sorprende a cada paso del camino, no hay duda.)
Leo, me entero, me sorprendo… y respondo tarde. Pero respondo. Resulta que mi trabajo tiene altas y bajas de demanda, como muchos de los trabajos en este país y este planeta. Y hoy fue un día de ‘altísimas’, por así decirlo.
Pero aquí estoy, si no para aplacar los ánimos (o encenderlos más, aunque no es la idea), cuando menos para expresar mi opinión al respecto de lo que leo hoy en el blog de gjsuap. Resulta ser, según expresa el buen GJ, o Gonzalo, que por ahí le surgieron algunos inconformes con la idea del #CaldoDeAlmaParaElPollo. El asunto me sorprendió porque suelo suponer que la mayoría de las personas consideramos al sentido del humor como algo bueno. Algo deseable. Y, sin embargo, también es cierto que el sentido del humor tiene tantas gamas y matices como la mente humana. Y no a todos nos gusta el mismo tipo de humor.
Es por eso que me pongo a escribir estas líneas que, si bien no buscan ganar adeptos o militantes confesos hacia esta ‘causa humorística’, por lo menos podría intentar explicar lo que entiendo de ella. Sin que yo entienda demasiado, debo decir.
El Caldo de Alma Para el Pollo nació como un ‘hashtag’ (término del que desconozco el significado exacto… pero que sirve para que la gente sepa que usas Twitter) que incluí alguna vez como acompañamiento de alguna de las cientos de frases idiotas que he escrito en ese medio. La frase no la recuerdo. Pero recuerdo que fue una de esas frases que, justo acompañada por ese HT, tenía un resultado hilarante. Sí, lo acepto, muchas veces yo mismo me río de lo que escribo. Y lo peor es que luego lo cuento.
Eso no quiere decir que yo me ría todo el tiempo, o que sea un comediante o un payaso, ni tampoco -por lo que le he leído en “Dichos y Bichos”- que lo sea Gonzalo, o alguno de los demás participantes en este espacio. Y sin embargo… considero al humor como algo imprescindible. Y debo decir que suele gustarme ácido. O un tanto amargo. Entre un whisky y una piña colada, preferiré siempre el whisky. Igual me gusta el humor, con sabor a whisky y no a Bailey’s.
La ironía de #CaldoDeAlmaParaElPollo es algo más que una vaga forma de comedia, aunque en muchos sentidos, el concepto de la frase se sigue definiendo. De hecho, se definió mucho más con el artículo que publicó Gonzalo ayer. Le dio carácter y cuerpo a una idea que, de origen, era tan simple, que cabía en un ‘tuit’.
Entre otras cosas, me pareció más que oportuna la referencia que hizo a los famosos “Desmotivadores” que rondan por la red, antítesis popular de esos posters ‘Motivacionales’ tan inspiradores que vimos surgir como hongos en una tortilla por allá de los años 90’s. El humor de los ‘Desmotivadores’, me parece grandioso. No porque se empeñe en exhibir una gama bastante amplia de la decadencia humana, sino porque la exhibe con una sonrisa burlona en los labios. No la exalta. No la celebra. Se burla de ella. De nuestro propio ánimo de complacencia y, a veces, de nuestro voluntarismo: ese que con decir “todo estará bien”, supone que –efectivamente- todo lo estará. Tan sólo por repetirse esa frase como mágico mantra. La sola idea de la motivación y la buena voluntad no me bastan para arreglar la porquería de alrededor. Y no, tampoco cuento con todos los arrestos e iniciativas para convertirme en un paladín y activista en todas las trincheras. En algunas, sí. Siempre. Pero, para las que no, ustedes me disculpen por ello. En ocasiones me hace bien sentarme en la tribuna de los burlones, de los que señalan el error pero no se azotan, de los que descubren que el rey va desnudo y no se escandalizan, sino que le toman una foto y la suben a internet. No sé si a todos les haga bien hacer eso… pero afortunadamente siempre termino encontrando a personas que llegan corriendo a sentarse en esa tribuna conmigo. Y, juntos, nos reímos muy fuerte.
Otra referencia que para mí es clara dentro de este tema es las famosas “Leyes de Murphy”. Hay sitios enteros dedicados a ellas. Esas, que se empeñan en establecernos, con el lenguaje más científico posible, que todo saldrá mal, no importa lo que hagamos. Yo puedo pasar horas leyendo las leyes de Murphy y riéndome a carcajadas. Y no, al terminar no pienso que la vida no vale la pena y que todo me saldrá mal. En realidad, al contrario: al momento de reírme, ya me salió algo bien.
No es la celebración de la tragedia, es la celebración de aquellos que son capaces, en medio de la tragedia, de arrancarse una carcajada. No porque no les duela, sino porque retorcerse de dolor –en ese momento- es mucho más fácil que enviarle aire a los pulmones para escupirle una risotada en pleno rostro a lo irremediable.
Alguna vez Arturo Pérez-Reverte decía que, en su patria, España, viven 45 millones de comediantes involuntarios. En México somos algo así como 110 millones. De esos que nos reímos por no llorar. De los que no creemos en ningún gobierno, porque todos están conformados por políticos que no nos representan y, a la vez, me perdonan pero SÍ nos representan. Y muchísimo (Eso luego se los explico). Pero, a la vez, soy de los que sigue votando, elección tras elección, por quien me parece que será una opción sensata. Por alguien que, en algún sentido, me representa una esperanza. (y, por cierto, no, no es el Peje, por si pensaron en eso por la palabra “esperanza”). E inmediatamente me burlo de mí mismo, por ingenuo. Y en esa burla de mí mismo, me sigo encontrando como acunado y protegido por algo muy personal. Es en la risa en donde termino de encontrar los pedazos que se me perdieron mientras alguien me pateaba el culo desde una oficina de gobierno. Es en la risa en donde se me quita el miedo de un crimen organizado que parece más listo, más poderoso y más cercano a nosotros que cualquier gobierno que hayamos tenido. Es en la risa en donde me logro tragar el coraje de escuchar tanto discurso vacío, y cada vez peor elaborado, que nos van recetando. Es en la risa en donde me burlo de ver a Televisa dejándonos creer que hace documentales de denuncia sobre las fallas de la educación en México, como si no fuera uno de los principales responsables de las mismas.
Y así, podríamos seguirnos.
Para todo eso, no hay motivador que funcione. Pero siempre habrá un desmotivador que nos haga reírnos y seguir luchando. Un Caldo de Alma para El Pollo que nos haga recordar que la vida es de ida y vuelta, y que la revancha que comienza con una risa, es mejor que la que comienza con un grito de guerra. Porque es la que confía más en la inteligencia que en la fuerza.
Y sí. A ratos el Caldo de Alma para el Pollo, requiere prepararse con la dedicación de un buen chef, y un poco de poesía.
Y, entonces, podremos tomarlo a sorbos como estos:
Lo único eterno del amor, son las secuelas. #CaldoDeAlmaParaElPollo
Mi disfraz de hombre moderno tiene demasiados puntos de sutura. #CaldoDeAlmaParaElPollo
Lo único que hace fuertes a los sueños es que te los rompan varias veces. #CaldoDeAlmaParaElPollo
Post escrito por Emmanuel Lazos (@Emmanuel_Lazos). Muerdo cubos de Rubik como deporte extremo. El realismo está a la vuelta de un sueño roto. #CaldoDeAlmaParaElPollo. ¡Ah! Y les encargo mi Blog. http://elpeaton.blogspot.com/
Me encanta, que harìamos sin el humor? no mucho. Que es una persona que no es capaz de reìrse de sus tragedias? nada. Si nosotros no nos reimos primero de nuestras tragedias quièn lo harà? .. .. es esa una de las cualidades que mas admiro de las personas, el sentido del humor y la capacidad de reirse de uno mismo antes de caer en el llano y es lo que hace el #caldodealmaparaelpollo……recordarnos que lo importante es el sentido del humor !!
Gran texto.. grande.