Las certezas son las cosas que más te podrían empujar hacia el éxito. No la creencia de que tu idea es buena: la certeza de que lo es. Creer que algo va a salir bien porque «el Universo se va a alinear» como buen deseo y no como una certeza total. Ya lo platicamos alguna vez: el mar se abrió no cuándo Moisés levantó el bastón, sino cuándo el primer israelita que tenía el agua en el cuello siguió caminando con la certeza de que el mar se abriría.
Hoy usamos la foto del acueducto romano de Segovia, una de las mayores obras del Imperio Romano y su mayor construcción en España: tenían la plena certeza de que lograrían hacer esta obra. No importó el tiempo, el costo o la dificultad. Está hecha y aún funciona. ¿Cómo lo lograron? Con certeza y trabajo. Si, con conocimiento también. Y con recursos monetarios. Pero, ante todo, con certeza y trabajo. Eso es clave.
Viene a colación porque solo hay una certeza en la vida: que moriremos. Cuándo y cómo, es algo que no sabemos. Todo lo demás se deriva de nuestras creencias. Ya lo decía Henry Ford: si crees que puedes o si crees que no puedes, estás en lo cierto de ambas formas. La creencia es lo que te impulsa o te frena.
A raíz de un par de defunciones cercanas en los últimos días, me queda la certeza de que, o me apuro y logro lo que debo lograr, o la vida se irá sin resultados. Así que… ¡A trabajar duro en lograr las metas!
Certeza: la que faltan
Así el tiempo: se percibe distinto según las circunstancias. Y tú mismo puedes cambiar esa percepción. ¿Qué harás con él?
Soñar con lo que puede pasar y no pasará por miedo no es buena idea. A menos, claro, que te dejes apabullar… No te detengas en los «hubiera».
Un mismo hecho. Una muerte. Un despido. La cancelación de un proyecto… todo puede ser positivo o negativo. Y depende de tu actitud. Así que… ¿te dejarás apabullar o empujarás con todo?
Es un principio taoísta que me reecontré en la semana: no solo veas el árbol, sino las sombras que deja entre sus ramas. Lo positivo y lo negativo, la presencia y la ausencia, son las que determinan los resultados…
Con un matiz, que un lector me hizo ver: sólo si dejas que se acumule. Si secas inmediatamente o si limpias con frecuencia, el daño puede tardar mucho más en llegar y, tal vez, no ocurrir nunca. Así que… cuidado y todo sale bien.
Si, estaba triste en la semana sabiendo que dos de mis metas en la vida eran imposiblemente lejanas. Y de repente… descubrí que no había tal: que lo que parece que tardaría un año en lograrse puede hacerse cualquier día, si destrabo un par de cosas. Así, lo que era un sueño para toda la vida puede lograrse incluso la siguiente semana. Y entonces los sueños imposibles se ven alcanzables. Con ello, dejan de ser sueños para volverse realidades posibles.
Y si: si hay un destino escrito, no te necesita para lograrlo. Y si no lo hay, construirlo está en tus manos. ¿Podrás hacer lo que tiene que pasar, o pasará sin ti? Veremos…
Imagen de hoy jl.cernadas