Estoy seguro que te ha pasado algo así: planeas algo -una tarea, un proyecto-. Cuidas los detalles. Te esmeras. Estás seguro de que has hecho un buen trabajo. Y te lo rechazan. Son como cubetadas de agua fría. ¡Vaya que son molestas!
Sin embargo no te queda más que asumir la mojada, dejarte calentar un poco, acaso cambiarte de ropa… e ir a lo que sigue. Que nada detenga tu entusiasmo, que de eso va la vida. Vencer obstáculos. Seguir adelante.
Si, lo confieso: no es cómodo y en ese momento en que la sorpresa y el choque de emociones te dejan paralizado es bastante molesto. Ni modo, es parte de la vida y hay que adaptarse a ello.
Más cuándo confiabas que el proyecto es bueno, estaba trabajado con esmero y ofrecía valor a los clientes y un precio justo por tus ideas y su adecuada ejecución.
Cubetadas que no importan…
Estoy molesto. No porque me disguste el rechazo -que me disgusta- o porque me sienta despreciado. Así no estoy. No me siento agredido a nivel personal: es una opinión profesional. Parece fácil la tarea. Para mi lo es, por la experiencia en el tema. Pero no todos pueden hacerlo igual de rápido y bien. No fingiré humildad. No en esto. Acúsenme de soberbio: sé lo que hago, por qué lo hago y la experiencia que tengo en ello.
Pero ¿Saben? Lo molesto no es eso. Es que no llegan solas. Las malas noticias vienen en tropel. Varias a la vez, en menos de 24 horas. Típico que dices: «Bueno, si esto no sale está lo otro». Pero ni esto ni lo otro. Si que es incómodo.
Sin embargo, no puedo dejar de pensar en la frase de Winston Churchill: «Éxito es la capacidad de ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo». No lo perderé. Mojado, frío, con las cubetadas encima… no me rendiré. Porque no debo hacerlo.
A final de cuentas… las cubetadas no importan. Si te mojas, te secas. Si te pegan, se pasará el dolor. Lo relevante, lo importante, lo que debes tener en cuenta… es que no puedes rendirte. Aunque sea difícil. Y si, me acaban de regalar más tiempo para avanzar con mis proyectos, esos que estabas dispuestos a poner en pausa por hacer los de alguien más. Avancemos, pues. Sigamos con los proyectos autorales.
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Gonzalo, sé que cuando estás en situaciones difíciles cae muy gordo que te digan "Mucho ánimo"…pero ¡Mucho ánimo!, que es la única opción que nos queda. Yo espero que pronto salga un proyecto (que iba a salir desde febrero) y que sea un éxito, para tener dinero y comprar tus libros, que me han gustado bastante los capítulos que he leído.
Gracias Héctor. Así vamos todos, con sorpresas y giros inesperados. No se me olvida que te debo tres capítulos de cierto libro, pero no le gustó a mi editora el final y no se si dejarlo así o cambiarlo un poco… Te aviso.
Saludos y gracias por el ánimo.