Democracia 2.0: ¿A dónde vamos a llegar?

Democracia 2.0

Me queda claro que las nuevas reglas de la Democracia 2.0, de la democracia en el mundo de redes digitales, es diferente a lo que era. Es un momento en que por primera vez todos tenemos una voz que puede escucharse en directo por todo el mundo. Pero eso hace que se vuelva realmente irrelevante. Cuándo todos podemos hablar, la homologación hace que un experto con un dato duro sea igual a un payaso con una burla. Es complicado poder hacer distinciones.

Claro que el modelo anterior daba a los «notables», los auténticos «aristócratas»  o «expertos» una ventaja. Hoy la han perdido. Sí, algunos han sabido adaptarse y han pasado a ser «influencers».  Pero no todos. El riesgo es que todos nos «volvemos iguales» y con ello, un tanto intrascendentes. Vaya, al ser iguales las opiniones de todos, lo que da relevancia es qué tan famoso -o seguido- es quien las hace, no lo que dice.

Les cuento una anécdota: he platicado ideas con algunos tuiteros. La redondeamos. La discutimos en público. Sale alguna frase notable -a veces, en la madrugada-. No pasa nada. Al amanecer, un par de retuits o favs. Discreto. Pero un locutor de radio que es influyente tuitero la copia. Con total descaro. Hasta con fallas en la redacción o errores de dedo. Lo que fue un tuit genial que leyeron nuestros pocos seguidores y el debate en torno a él obtiene decenas de miles de reenvíos y favoritos. Te quejas, dices que te plagió. Sus «fans» te atacan: te quieres colgar de su fama. «Allí están las pruebas, las horas de publicación». No te creen. Acabas siendo acusado de plagio… de tu propia obra. Terrible. Pero cómo él es famoso… se roba las ideas impunemente.

En fin. Desde hace años les decía que la democracia podría mejorarse con las redes sociales. Como en «Google modera a Ebrard«. O en aquel video de Gaia, el futuro de la política… del 2008. Pero no todo es  necesariamente mejor.

Democracia 2.0. El caso de Leo.

Hace casi tres años tuve mi primer interacción con Leo García. Lector regular de este blog, un día me buscó para sugerirme hacerle algunas mejoras de diseño y rendimiento -y recomendarme con una editorial-.  Intenté seguir sus consejos. Me costó mucho trabajo y el resultado no fue bueno. Yo no quería perder funciones -como el acceso a episodios viejos del podcast- o ciertos atributos de la barra lateral.

Entonces… me convenció de cambiar la plantilla del tema. Adopté el que uso ahora, quité muchas funciones y reduje los extras que lo alentaban. Sí, no es lo máximo, pero mejoró mucho. Es algo que debo agradecerle a Leo y su obsesión por hacer que las cosas funcionen mejor. Bueno, a lo largo de los años hemos tenido una frecuente interacción en redes y una buena amistad.

Creo que es un buen técnico, neutro e imparcial. Hace análisis de las tendencias en redes sociales. Ha señalado errores en el manejo de las redes sociales de todos los precandidatos (ahora candidatos) y del Presidente. Señaló, por ejemplo, que el tercer mensaje en redes más influyente de Peña Nieto a lo largo del sexenio fue… su respuesta al calcetagate. O que Anaya padecía que, por cada trend topic que lograba colocar a su favor, surgían dos en su contra. Fue de los primeros que señaló que los rusos estaban interfiriendo también en las elecciones mexicanas.

Esta semana, encontró que el trendtopic #UniversitariosConAMLO (creado a partir de que un sondeo del periódico Reforma decía que Ricardo Anaya era el candidato que tenía más simpatías en este sector) había surgido bien, pero había crecido con apoyo de granjas de trolles rusos. Así de complicado es esto de la Democracia 2.0.

Bueno, pues por casi medio día estuvo perdido de Twitter, suspendido, pues. Y su desaparición se volvió trend topic nacional por 12 horas. Al final, resultó que fue una traición de alguien cercano a él. Pero el debate en torno a su desaparición se puso candente.

(Continuaremos en la siguiente entrada; acá el video resumen).

Imagen de hoy rey perezoso  y videos desde YouTube.