Resulta que a raíz de lo que les he contado los últimos días -respecto al cambio de hábitos, particularmente en la nutrición- me he ido encontrando mucho refuerzo positivo; más del que esperaba y de fuentes inverosímiles.
Si ven la entrada anterior (Primeros resultados…) se darán cuenta la cantidad de «likes» que tiene en Facebook. Es un número atípicamente alto. Y eso ocurre porque en esa red social, decenas de amigos votaron por un «me gusta» o me regalaron algunos comentarios al respecto. Desde los «ya te vi y vas muy bien», hasta los «quiero verte» y los que comparten sus propias experiencias o avances en un tema similar. Lo que me llama la atención es que incluso amigos que están en mi red desde hace mucho -e incluso guardan silencio hasta en los cumpleaños- salieron a aparecer con su apoyo para el tema.
Obvio decir que entre la familia y amigos cercanos el refuerzo positivo ha sido muy abundante; lo mismo en formas no muy gratas («Esa camisa se te veía muy mal, era un monumento al botonazo inminente; hoy sólo se te ve mal a secas… pero ya no te aprieta») hasta las más intensas («Si sigues así otros veinte kilos o tres meses, hasta yo me voy a decidir a seguirte»).
Lo cierto es que hay cosas menores pero importantes: por ejemplo, el hecho de que no deje pasar el día sin contar mis pasos. Me explico: mi celular tiene la función de odómetro: cuenta los pasos recorridos. Y sucede que lo tengo para 9,000 pasos al día, equivalentes a unos seis kilómetros. Por mucho tiempo únicamente lo usaba como curiosidad. Pues bueno, estas dos últimas semanas si no logro el mínimo, llegando a casa me pongo a caminar hasta lograrlo. Con la intención de, si cumplo 15 días sin fallar, poder subir el número en 500 pasos más cada quincena y seguir así hasta alcanzar 15,000 pasos diarios. La intención es asegurar un mínimo de ejercicio cardiovascular diariamente.
Pero sin duda todo esto ha sido posible no solo porque estoy comprometido y cumpliendo. ¿Se imaginan pedir unos huevos motuleños sin tortilla, o ver pasar la charola de pan de dulce sin pedir uno? Yo no me lo imagino: lo he hecho. Ha sido posible en parte por la gran acogida que le han dado al cambio mi familia, mis amigos y, por supuesto, mis contactos en Twitter y Facebook.
Y, por supuesto, también quienes nos dejan un comentario en este blog. Por lo que les pido y sugiero que, a continuación, en la parte de comentarios, nos regalen un texto sobre cómo se sobreponen cuando una dieta les pega fuerte… o cuando un cambio deja buenos resultados. La palabra es suya, adelante:
Imagen de hoy por Cindy Cornett Seigle via Compfight
El primer paso es el más difícil, pero ya se están construyendo nuevos hábitos para ti. Muchas felicidades… nosotros seguiremos comiendo galletas para estimular tu fuerza de voluntad. Es un gran sacrificio pero alguien tiene que hacerlo. Abrazo
Gracias… creo.