No soy gran fanático de tratar temas cotidianos en Dichos y Bichos desde una perspectiva técnica, pero el debate sobre espionaje de los últimos días y las posiciones reveladas en torno a ellas obligan a pensar un poco el tema. Si, será como aquella entrada de junio de 2012 hablando sobre Arrow y su teorema de la imposibilidad: No es lo ideal, pero hay que hacerlo. Es una entrada larga, pero espero que les guste.
Espías han existido en todas las culturas a lo largo del tiempo. Los Estados -o las corporaciones- requieren saber qué harán sus enemigos y rivales para protegerse y anticiparse. En el mundo moderno, el espionaje moderno arranca con el «Military Intelligence Branch 6» o «MI6», oficina que empezó operaciones en Inglaterra en 1909, para tratar de anticipar qué harían los alemanes en caso de una guerra -la que llegó 5 años después-. ¡Eso es previsión! La «Central Intelligence Agency» o «CIA» se creará después de la Segunda Guerra Mundial, tras la Oficina de Servicios Estratégicos de Estados Unidos que colaboró con el MI6 durante la Segunda Guerra. La KGB rusa o el Mossad israelí son otros dos ejemplos de servicios de espionaje célebres a nivel mundial.
Desde el principio, las agencias de Inteligencia se han dedicado a recopilar información, analizarla, romper códigos o claves, recopilar información con agentes y operarios e incluso el contraespionaje. En ese sentido, intervenir comunicaciones es una de sus tareas fundamentales.
Espías en México.
Si nos ponemos puristas, el espionaje en México es una de las causas del inicio de la Guerra de Independencia: recuerden que el Corregidor de Querétaro -Gobernador sería hoy- era parte de la revuelta, y cuándo le llega la orden de detener a los conspiradores encierra a su esposa, Doña Josefa. Ella le avisa a Allende que han sido descubiertos… y el movimiento empieza.
Tampoco debemos olvidar que Aureliano Blanquet le avisa al presidente Madero que debe cuidarse de los traidores. Era el jefe de su guardia. Es quien lo ejecuta una semana después de su último aviso -y tal vez porque no lo ascendió a Secretario de Guerra, cargo que tenía Victoriano Huerta… a quien Madero despidió y recontrató tres veces-. Así que traidores también hay en todo momento.
Durante el régimen revolucionario, el Estado Mexicano tenía la «Dirección Federal de Seguridad». Entre otras cosas, detuvieron a unos revoltosos cubanos. El agente que los detuvo los liberó a cambio de que se comprometieran a nunca atacar a México. Así es como el espía -que luego sería Secretario de Gobernación- Fernando Gutiérrez Barrios liberó a Fidel y Raúl Castro, al Ché Guevara y varios más, que el siguiente enero iniciaron la Revolución Cubana… y cumplieron su palabra.
Al ver que la DFS fallaba, se cambió al CISEN, Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional. Quien quiera más detalles sobre la historia del espionaje y la Inteligencia en México debería leer el libro de Sergio Aguayo «La Charola. Una historia de los servicios de inteligencia en México«.
El escándalo Pegasus.
Esta semana estalló el «Escándalo Pegasus». Periodistas y activistas son espiados, según un reportaje del New York Times. «Somos los nuevos enemigos del Estado«, claman. Personajes como Carmen Aristegui, Carlos Loret de Mola, el propio Sergio Aguayo, Salvador Camarena, José Pardinas o Calvillo han sido espiados. Supuestamente, con herramientas que solo puede adquirir un gobierno, el software Pegasus.
En efecto, la investigación señala que la Secretaría de la Defensa Nacional, la Procuraduría General de la República y la Secretaría de Gobernación (a través del CISEN y la Policía Federal) adquirieron ese software. Y si bien no hay liga directa entre las interferencias a los teléfonos celulares y las agencias, se asume que el Estado mexicano está detrás de ellos, por órdenes directas del Presidente.
Espiar a un adolescente
Se señala incluso que uno de los agredidos fue el hijo adolescente de Carmen Aristegui, y muchos se preguntan «¿Qué grado de maldad se requiere para espiar a un adolescente? ¿Qué pueden encontrar?». Acusan directamente al Presidente Peña de ordenar el ataque contra el muchacho. Alarcón en El Heraldo publicó un cartón al respecto:
En efecto, el Estado Mexicano tiene la facultad de interferir comunicaciones cuándo se vulnere la seguridad nacional. Pero tiene que ser previa autorización de un juez. De manera limitada y fundamentada. Y si bien la guerrilla o el narcotráfico deberían ser infiltrados y «espiados», queda la duda de por qué se hace contra periodistas y activistas. ¿Son objetivos válidos en una democracia? ¿Lo autorizó un juez? ¿Con qué bases?
A final de cuentas, la sospecha del uso político de las herramientas de espionaje crecen porque Carmen Aristegui denunció la «Casa Blanca» que compró la Primera Dama, en condiciones favorables, a un importante contratista de gobierno. O sea, un potencial conflicto de intereses. Por ejemplo, en 2012 el presidente alemán Christian Wulff tuvo que dimitir porque aceptó un crédito en condiciones favorables para comprar una casa cuando era gobernador de Baja Sajonia en 2007. La misma conducta. Otro resultado. Acá se concluyó que «no está mal».
Espionaje… Así se hizo.
En Twitter, Leo García (@leogarciamx) tuvo una curiosidad: buscar los dominios de Internet desde dónde se atacó a los afectados. Y encontró que eso no era obra de profesionales:
Por ejemplo tomemos un solo caso como piedra de toque, como casi tipo, este mensaje: pic.twitter.com/XA851N5rIU
— Leo Garcia (@leogarciamx) 22 de junio de 2017
El registro publico de la información de Eran Benami apunta a que era el registrante de MUCHOS dominios usados para malas artes
— Leo Garcia (@leogarciamx) 22 de junio de 2017
Usuarpar Whatsapp, Facebook, Twitter, Banca en linea, Telcel, SMS y demás.
Y claro, Uno Noticias entre otros.— Leo Garcia (@leogarciamx) 22 de junio de 2017
– Un profesional, termina la chamba y borra TODAS sus huellas
— Leo Garcia (@leogarciamx) 22 de junio de 2017
Un profesional paga proxys para no ser detectado, se mete tras una red cebolla ¡y jamás en la vida lo ubican!
— Leo Garcia (@leogarciamx) 22 de junio de 2017
Creo que a los medios, activistas, y demás, les regalaron un caramelito que se lo estan degustando a gusto y placer
— Leo Garcia (@leogarciamx) 22 de junio de 2017
Hay más detalles en su TimeLine de Twiter; síganlo: Leo García (@leogarciamx). Pero lo que dice en resumen es: dejaron demasiadas huellas. O no son profesionales, o querían ser detectados (como para intimidar a los afectados y exponer al gobierno a la vez). Y nos estamos clavando en la parte equivocada del escándalo.
El espionaje ya se hacía…
Por cierto, que hay espionaje telefónico a los periodistas es algo sabido. Desde hace mucho. En su columna en Excélsior, Jorge Fernández señala que hace 19 años leyó en la revista Proceso una conversación que había tenido con Emilio Gamboa, como parte de una entrevista al líder de cierto partido político: «Pedí una cita para reclamarle, y me dijo que no me preocupara, que habían grabado a muchos para «impedir el fraude» y me regaló como recuerdo la cinta con mi grabación telefónica. Que yo recuerde (…) era la primera vez que se hacía espionaje telefónico a un periodista, se lo divulgaba abiertamente y como sucedería después en innumerables ocasiones, no pasaría nada. El fin, diría Andrés Manuel, justifica los medios». Acá está la columna completa.
A raíz de este escándalo Pegasus, López Obrador dijo que, de llegar a presidente, cerrará el órgano de inteligencia del Estado Mexicano, el CISEN. Que porque un gobierno «no debe espiar a sus ciudadanos». Recordemos que ha dicho también desde 2006 que a él le pasa datos «una red de informantes: el pueblo, los meseros, los taxistas… los que, por cuestión de su trabajo, pueden oír los planes de la Mafia del Poder y nos ponen sobre aviso». Okey, es el método inglés… de 1909.
No lo hicimos ni lo haremos otra vez…
Uno de los puntos que me hicieron plantear esta entrada, fue una declaración del Presidente Peña Nieto sobre el tema, dada en Lagos de Moreno, Jalisco en un evento público y recogida en el Twitter de Ruido en la Red:
Dice @EPN que él también se ha sentido espiado pero que tiene cuidado. «Es muy fácil señalarnos como #GobiernoEspía» 🙄 pic.twitter.com/awVBN0PK6M
— Ruido en la Red (@RuidoEnLaRed) 22 de junio de 2017
Si entendemos bien, lo que el Presidente dijo es:
- Siente que lo espían.
- Su Gobierno no espía.
- Si acaso espía, es por seguridad. No es maldad.
- Hay que castigar a quienes dicen que espían.
- Si alguien sabe algo sobre espionaje, ¡denuncie!
- Él se cuida de lo que dice, porque pueden espiarlo.
- Sabe que en cualquier momento se publicarán sus grabaciones.
- Todos debemos cuidarnos, porque pueden espiarnos.
¿Está claro? No, pues no: El mismo Presidente salió a decir que no dijo lo que dijo, sino que dijo lo que nadie dijo que dijo, porque los medios reproducen lo que no dijo y no dicen lo que dijo, porque dijo que puntualmente no confundan y que dio una orden para investigar porque «no somos un gobierno que espía» y si alguien espía, debe ser sancionado… suponiendo que alguien lo haga, porque no lo hacemos:
Después de hablar sobre el tema del supuesto caso de espionaje, el Presidente @EPN salió a decir que se expresó mal. pic.twitter.com/5YaAN5XJGf
— Ciro Gómez Leyva (@CiroGomezL) 23 de junio de 2017
También hay espionaje en otros lados…
Después de escuchar la frase de Peña Nieto, asumí que «la confusión está clarísima» en México. Pero entonces entré al Twitter del presidente Trump y me encuentro esta joya, obviamente, sobre otro tipo de espionaje:
By the way, if Russia was working so hard on the 2016 Election, it all took place during the Obama Admin. Why didn’t they stop them?
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 22 de junio de 2017
With all of the recently reported electronic surveillance, intercepts, unmasking and illegal leaking of information, I have no idea…
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 22 de junio de 2017
…whether there are «tapes» or recordings of my conversations with James Comey, but I did not make, and do not have, any such recordings.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 22 de junio de 2017
¿Ven lo que dice? Que debe haber grabaciones de lo que habló con el anterior director del FBI, (a solas, en el Salón Oval de la Casa Blanca), pero que él no las hizo y no las tiene… O sea, que lo espían.
Y, por cierto, despidió a Comey por negarse a dejar de investigar su conexión con Rusia. Conexión que, según él, si acaso existió, ocurrió bajo las narices de Barack Obama, quien es responsable de no haberlas detenido.
No olvidemos que el escándalo de los vínculos ilegales de Trump y Rusia no se descubrió porque el gobierno hubiera espiado al entonces candidato presidencial republicano; sino porque estaban espiando a los rusos y escucharon voces y temas conocidos… ¡Pum! Allí estaba el equipo de Trump tranquilizando a los rusos: «no les aplicaremos las sanciones que Obama anuncia». Y otros detalles más.
En conclusión, el espionaje…
Ambos Presidentes aceptaron que hay espionaje y que también son blanco. No es secreto que todos los países lo hacen. Los detalles del cómo, por qué y para qué son los que no deben hacerse públicos. Algo está mal en todo esto. No deberían negar que el Estado debe hacer labores de Inteligencia; deberían investigar quién las hizo públicas -y dejar claro que no espían a periodistas y activistas, o bien, detener a los responsables-.
Total, si Peña se siente espiado, si Trump se siente espiado… el espionaje puede llegarnos a todos, y es hoy más fácil que nunca. Tanto espiar, como esconderse. Si cacharon este caso, es porque querían ser descubiertos, tanto para intimidar o para exponer al Gobierno. Lo bueno es que ya se iniciará una investigación profunda y seria sobre el tema… a cargo del Gobierno a quien se acusa de espiar, tras decir que eso no existe. ¿Encontrarán algo al respecto? Lo dudo. Así la ve Horax en Milenio.
Aquí un resumen final:
- La recopilación de inteligencia es una función del Estado. Es necesario por seguridad.
- En las democracias, solo debe hacerse dentro del marco legal y hacia los enemigos del Estado, no contra rivales políticos, periodistas ni activistas.
- Hay espionaje en México. Desde muchos lados.
- Los Presidentes de Mexico y EE.UU. se saben espiados.
- No saben si sus espías son leales o no. O si son suyos acaso…
- Si el Gobierno lo hace, ¡que mal! Si no sabe quien lo hace ¡Mucho peor!
Hay mucho que trabajar en este tema. Ni se pueden cerrar las agencias de inteligencia, ni se puede dejar impune la violación de la intimidad de quienes son incómodas para el poder, pero no son una amenaza real para el Estado como lo son la delincuencia, el narcotráfico o el terrorismo.
Imagen de hoy: Iain Heath via Compfight, Alarcón y Horax vía Monoaureo, mensajes vía Twitter y video por @Gjsuap.