El estrés puede ser un gran motor e impulsarnos adelante. O puede, simplemente, comerse toda tu energía, dejarte agotado… al tiempo que te mantiene atrapado en el mismo punto. Es como los animales: Ante una amenaza corren o se pasman. A veces, muy a veces, la estrategia de «hacerse el muerto» da resultados… pero muy pocas veces.
Correr tampoco es la mejor opción. Recuerda que, para sobrevivir, la gacela más lenta debe ser más rápida que el león más rápido. Por el contrario, para sobrevivir el león más rápido debe ser más rápido que la gacela más lenta. Así que una gacela enferma o de capacidades limitadas terminará siendo merienda de león. Y si el león no es lo suficientemente rápido, podrá irse a dormir con hambre un día, o morir de hambre si las cosas no cambian en una semana.
El estrés es el motor.
Uno de los estímulos que mueven a los seres vivos es la supervivencia. A veces, del individuo. A veces, de la especie -por eso las hormigas no dudan en sacrificarse por la colonia: son estériles, así que la muerte de un individuo no importa… en tanto se preserva la colonia-. Pero sobrevivir es uno de los mayores estimulantes. El hambre y el sexo también. Y el estrés completa la cuarteta de estímulos que más impulsan a los seres vivos.
Claro que el exceso de estrés no ayuda. Porque o puede causar daños graves y permanentes, o porque deja de estimular. De manera similar a las drogas: lo que al principio se logra con una dosis pequeña, requiere cada vez dosis mayores para lograr el mismo efecto… que termina aburriendo.
Así que temerle al estrés por el estrés mismo es un error. Pero hay que aprender a controlarlo, a fin de que sea un impulso y no una parálisis.
El estrés me está matando…
Traigo a colación el tema del estrés porque me está matando… figurativamente. Hay muchas cosas que dependen de mi en este momento… tantas, que tiendo a paralizarme. Y más cuándo surgen imprevistos. Si todo marcha bien, podré tener todo a tiempo y funcionando. Pero eso implica en verdad concentrarme en las tareas.
Lo curioso es que unas dependen de otras, pero las primeras no avanzan. Es decir, la última semana debí dedicar tres días a resolver cosas que debían estar fuera… hace cinco semanas. No dependen de mi, por lo que no podía avanzarlas más rápido. Tampoco puedo avanzar mucho en tanto no lo resuelva. Entonces, me siento como un motor altamente revolucionado… pero en punto muerto.
Veo que se acaba noviembre y mi novela está a punto de acabarse a tiempo conforme a la meta. Pero no es el único proyecto en marcha. Estoy esperando la confirmación de la invitación a la FIL Guadalajara. Hay un libro que debe estar terminado a tiempo del evento -si se confirma-. Lo más preocupante es ver cuántas de las relaciones y apoyos que tenía no son «por mi», sino por mi trabajo anterior. Personas que antes me procuraban con ahínco hoy ni las llamadas me toman.
Así que… por ahora, el estrés me presiona. Me siento agobiado haciendo las tareas de Sansón, pero sin ver avances.
Imagen de hoy 7th Army Joint Multinational Training Command via Compfight