Leo por allí el «terrible fracaso» de una película. Gastaron 150 millones de dólares en la producción, sin contar la campaña masiva de difusión. Trajeron a un gran director, a un elenco famoso. Pagaron un guionista reconocido e hicieron gala de una gran producción. Pero los quince millones de dólares que recaudó la incluyen en la lista de los fracasos.
Hay peores, si: cierta película logró apenas vender tres boletos en Inglaterra. Man Down sería parte del listado de fracasos, de no ser que en realidad se lanzaría a Video on Demand -servicios como Netflix– pero debía estrenarse en un cine para que se le permitiera distribuirse en el país. Así, el aparente fracaso es en realidad un éxito para Shia LaBeouf según Forbes.
Por otra parte, veo por allí que 13 reasons why, la popular serie de Netflix logró en la semana de estreno romper récord de televidentes: es el show más visto en la historia del servicio VOD, más que el super éxito House of Cards. Por algo será. Sin embargo, al tratar el tema del bullying y el suicidio adolescente, ya se desató una campaña en su contra, que amenaza con sabotear la segunda temporada -actualmente en producción-. Es un éxito que podrá volverse pronto un fracaso.
Fracasos o éxitos: la misma moneda.
Traigo esto a colación porque en fechas recientes hay quien se ha regodeando en burlarse de mis «fracasos». Hay quien dice que «ya no eres lo que solías ser» o que se burlan de algunas de mis iniciativas. Es normal. No puedes tener éxito en todo, todo el tiempo. Hasta Carlos Slim ha sido y dejado de ser el hombre más rico del mundo en varias ocasiones.
No olviden que el éxito y el fracaso son dos caras de la misma moneda. Por larga que sea una racha, buena o mala, tarde o temprano, cambiará. Y en los momentos buenos recordarás a quien estuvo en los momentos malos. Así que no se desesperen: nos vemos pronto en la cima.
Imagen de hoy: Paul VanDerWerf via Compfight