Esta semana nuestras «frases famosas» tienen en común la intensidad. Sea ante la vida o ante el dolor. Me llama la atención que se escogen diariamente de diversas fuentes. No es que busque intencionalmente un tema en común. Es cuándo preparo el resumen de los lunes en que veo qué predominó.
Y si: fue una semana peculiarmente intensa en más de un sentido. Complicaciones, dificultades. Rechazos. Fracasos. Más de los que creen y en múltiples dimensiones…
Pero también reencuentros, esperanzas, cierres de proyectos, despegues de otros. Encontrarme con el abrazo del «Alma Mater» en un momento en que lo necesitaba. Ver el espíritu de Ray Bradbury cerca. Tal vez una de las más importantes: ver que no solo soy autor, autor publicado, autor comprado… sino autor incorporado a una biblioteca.
Si: Mi libro «Escribe Hoy» ya está en la colección permanente de la Biblioteca Raúl Baillères del I.T.A.M. Vi en la semana una película sobre la vida del gran matemático indio S. Ramanujan (En Netflix, «El hombre que conocía el Infinito»). Y tenía dos metas: ser publicado en una revista científica y que sus apuntes se anexaran a la colección de la biblioteca de Cambridge. Logró esas dos -y ser miembro de la Royal Society-. Todo eso a pesar de carecer de instrucción formal, ser indio y haber muerto a los 32 años. Así que, tal vez sin el altísimo nivel de Ramanujan, al menos ya vamos avanzando en el mismo camino.
Por eso las frases de la semana reflejan mucho la intensidad en la vida y el dolor. Pasaron muchas cosas que ya les contaré en cuánto esté listo para compartirlas.
Intensidad en la vida y el dolor.
Por eso, el mejor consejo es hablar a tiempo. En particular, con los problemas. Pueden agravarse mucho si no lo haces. Habla a tiempo y evita los remordimientos.
Otra frase de gran intensidad… Lo malo nos lo callamos, lo bueno lo pregonamos -aunque no sea cierto-. Asómense a ver cuantas vidas idílicas hay en el Facebook que no corresponden con lo que viven los individuos que «las cuentan».
¿Y saben cuál fue la ironía? Que la frase está mal escrita. No es «Por eso eso tan difícil», sino «por eso es tan difícil». En descargo diré que la elaboré pasadas las once de la noche del día previo, tras una larga jornada ante la computadora. Mea culpa, pero no tan grave -espero.
No es para que salgan a terminar todas sus relaciones amorosas o familiares. La idea es que cuiden el agua. Porque Auden tiene razón: sin agua no viven. Sin amor, si -aunque infelices, pero viven-.
Estaba preparando el taller «Letras en la Naturaleza» y me acordé de este texto de Thoreau. Un gran texto y que usé como mantra durante mis años en la Licenciatura. Y si, ahí vamos con eso. No perfectamente ni en todo, pero ahí vamos…
Nadia Comanechi… Es uno de los primeros recuerdos de mi infancia: verla en los Juegos Olímpicos de Montreal alcanzando el 10 en gimnasia… Y luego, ver un póster de ella en el puesto de periódicos y pedir que me lo compraran. Después, el «tema de Nadia» sonando constantemente en el radio. ¿Todo eso cuenta como el primer amor platónico por una celebridad? Sospecho que si.
Tomen nota: no se peleen de más. Conviene más llevar las cosas en paz que no hacerlo. Y lo dice el genial amigo de Tomás Moro. Háganle caso… Y, eso si, vivan la vida con intensidad. Así sea en el dolor.
Imagen de hoy: Patrick Marioné via Compfight y postales por @gjsuap