Para los fanáticos de la televisión que disfruta los «docudramas» -documentales dramatizados- o «telenovelas políticas», hay dos series que son fundamentales y que deberían ver, y que comparten el set: se trata de The West Wing (El Ala Oeste) y de House of Cards (Casa de Cartas). Ambas son series de televisión ubicadas en torno a la Presidencia de Estados Unidos, y cada una ha sido sumamente comentada, vista y premiada. Y esto no es gratuito: tienen una muy buena producción, buenas historias, buena fotografía, grandes actuaciones y, sobre todo, guiones muy provocadores, bien escritos y bien pensados.
The West Wing fue una producción de Warner, que abarcó 7 temporadas de 24 episodios, y que se presentó como un ejercicio de «presidencia paralela» al periodo de George W. Bush. En esta serie, el presidente era demócrata -en contraparte a la realidad, en que era republicano-, había ganado el premio Nobel de economía -por lo que la economía «no era problema»- y la serie se centra en su staff o equipo de asesores y comunicaciones. Tuvo como asesora a Dee Dee Myers, quien en su momento trabajó en el área de comunicaciones del presidente Bill Clinton, y eso se notaba: muchas de las historias que se utilizaron tenían una correlación con problemas reales que afrontó esa presidencia -incluyendo el intento de destitución del presidente al falsear una declaración ante un fiscal especial-. Las dos últimas campañas narraban la precampaña y la campaña de un candidato latino, que en muchos sentidos utilizó a Barack Obama como referencia -cuando en la campaña de medio periodo de John Kerry, Obama lo presentó ante la convención, los productores de la serie lo utilizaron como modelo para el personaje de Matt Santos-.
House of Cards es una producción de Netflix que abarca hasta el momento dos temporadas de 13 episodios. Está basada en una novela y una miniserie que utilizaba al parlamento inglés como set dramático. Por supuesto, en un gobierno parlamentario, las «grillas» al interior de la Cámara pueden hacer o deshacer un gobierno; en el caso de un gobierno presidencial como EE.UU., es menos dramático. Aún así, narra el periplo del líder de la cámara de diputados para sabotear al Presidente porque éste ha fallado en cumplirle compromisos.
Por la duración y profundidad, creo que The West Wing es equivalente a hacer una Maestría en Política Clintoniana «buenaondita». Son 170 horas – y de hecho, en casa eso hicimos: veíamos un episodio y luego lo analizábamos por otra hora, viendo pros, contras, opciones y alternativas a lo que habían decidido en la serie-. Para ello, no hay que perder de vista que se basaba mucho en problemas reales, si bien se dramatizaron o se incluyeron giros o historias amorosas o de conflicto entre los distintos personajes clave, pero siempre con un interés noble, bueno y puro detrás de las motivaciones de los personajes.
En contraste, House of Cards es como un Diplomado en Realpolitik Maquiavélica. Apenas son 26 horas, pero muy intensas. Y si bien es una historia novelada, aquí las motivaciones de los personajes son más perversas, obscuras, frías, calculadoras y maquiavélicas. Y, por tanto, más realistas y fuertes. Por si fuera poco, al ser una serie desarrollada para TV por internet, puede tener escenas y situaciones mucho más fuertes que en televisión abierta -a ratos hasta parece soft porn-. Es un gran ejemplo de televisión intensa, inteligente y bien hecha.
Ambas visiones tienen una buena manufactura como producto televisivo, son series inteligentes y provocadoras. Pero una es la Casa Blanca y la otra es la Casa Gris; una es como es y la otra como debería -o nos gustaría- que fuera. Pero viéndolas se aprende mucho de cómo es ese mundo en realidad: difícil, complicado y apasionante.
Les sugeriría ver ambas, aunque evidentemente es más fácil -y barato- ver House of Cards: Netflix ofrece un mes gratis y cuesta $99 al mes, con opción de ver series y películas sin límite. Una sola temporada de The West Wing está en $250.00 y a veces no es fácil de encontrar (la temporada siete sólo pude conseguirla de importación, en casi $900). Si les recomiendo no solo verlas, sino analizarlas, discutirlas y aprender. Sabrán más de política que leyendo muchos textos sobre el tema.
Imagen de hoy por Will Marlow via Compfight