Como escritor, una de mis tareas diarias… es escribir. Pero la otra, vinculada a ella, es leer. Leer para estar informado de temas globales y locales. Para saber qué está pasando. Pero también para conocer lo que hacen mis colegas, los temas que abordan y la manera en que lo hacen. Eso también es importante para saber qué hacer.
Por ejemplo, Punto de Quiebre de Cristina Liceaga. Me parece la gran novela del fracaso de la Generación X mexicana en política. De todos los que nos decidimos a participar, de una forma o de otra, a partir de lo hechos de 1994 (El EZLN Y la muerte de Colosio, entre otros). Y que fuimos pieza clave para la derrota electoral del PRI en el 2000. Pero que nuestra inadecuada labor en los gobiernos de la alternancia acabaron… regresando al PRI a Los Pinos en poco tiempo. Un gran libro.
Pero ahora Liceaga es, además, promotora cultural: ha generado el portal Escritoras Mexicanas (https://www.escritoras.mx/) en el que lo mismo entrevista a los nuevos valores que a las plumas consagradas. Eso sí, de mujeres. Y le ha ido bien en la tarea: ya fue a la FIL a presentar antologías de ese sello editorial. Es un gran trabajo el de mi admirada Cristina Liceaga. Revisen su portal.
Leer por obligación
Aunque también hay cosas que toca leer por obligación. Libros que ayudas a revisar, ya sea como editor formal o como lector beta. Y… lamento no poderles dar detalles aún, pero acabo de terminar uno que llevaba un par de años en el proceso creativo y me dejó muy contento.
Imagínense: una carga de batería del Kindle regularmente me dura un mes. Ahora, me acabé el 60% en un día. Y para mi mala pata, el total del documento «no pasó» en el e-book, por lo que me quedé picado y tuve que ir a la laptop a buscar el final.
Si bien leer es un hábito diario -de al menos 15 minutos-, tenía mucho que no terminaba un libro de una sentada. Y este fue el caso: de 6 p.m. a 1 a.m. del siguiente día. Y valió la alegría. Espero muy pronto poderles contar más detalles y que en febrero se piquen tanto como yo con una buena historia bien contada. Porque se puede leer por obligación, por trabajo… y por placer. Es una bendición poderlo hacer por las tres cosas a la vez.
Imagen de hoy: Reading por ThomasLife
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