Siempre he sostenido que en la pena de muerte el castigo no es la muerte, sino el saber cuándo, cómo, dónde, porqué y cuándo vas a morir. Para la gran mayoría de las personas, conocer ese detalle puede hacer que la angustia no te deje vivir. Por eso, ese «velo de la ignorancia» sobre las circunstancias de la propia muerte nos ayuda a poder sobrellevarla.
Para algunas filosofías orientales, existe el Jodo y el Karma y el Darma. El Jodo es la voluntad divina, final e inamovible, de cuánto tiempo viviremos. El Kharma es la consecuencia de las acciones negativas que hemos cometido, y el Darma, las acciones positivas que podemos hacer a lo largo de nuestra vida. En el balance de la vida, el Kharma y el Dharma se van equilibrando y, en el momento en que nuestro Kharma llegue a cero -o el Dharma sea muy superior- romperemos la «rueda de la reencarnación» y quedaremos liberados de volver a reencarnar. Eso depende de nuestras acciones, buenas o malas, pero el Jodo es inamovible y se determina desde el momento de nuestro nacimiento.
En fin. Ya sé que muchos prefieren las entradas rosas, que enseñan o aportan algo. Pero a veces, sólo a veces, también un blog debe servir como catarsis. Por lo pronto, viendo cómo se acercan en el reloj las manecillas a la hora fatídica de empezar, y luego enfrentar de una a seis horas de proceso -y entre más sean, mejor. Ya les diré por qué.
Saludos y como dijimos ayer, una vela virtual u otra forma de simpatía y buena vibra es muy bienvenida.
Imagen de hoy Porsche Brosseau via Compfight
Cómo le fue?
Seguimos esperando noticias… A ver que sigue.