Los creadores de «Los Minions» presentó su nuevo trabajo, «La vida secreta de las mascotas». Arrancó con un buen desempeño en la taquilla de Estados Unidos y ahora en México. Se muestra al nivel de poder competir con Pixar.
Tuve ya oportunidad de verla y debo confesar que… me quedé dormido. Y eso que iba con ganas de verla. Y que tiene gran música y momentos hilarantes. Aún así, me quedó dormido. Y no es mala, definitivamente tiene gratas secuencias. Pero… me quedé dormido. Y eso no es algo común.
Mascotas: a verla, sin esperar mucho.
Esta película es un gran ejemplo de que un mal guión puede arruinar el resto de los recursos encomendados a un proyecto. La animación es técnicamente muy buena, la música es excelente; pero algo falta en la ejecución del guión.
La idea no es mala: ¿Qué hacen las mascotas una vez que las dejamos solas en casa? Pues se comportan de manera muy distinta a cuándo se saben observados. De entrada, pueden hablar. Tienen rivalidades y amistades, hacen travesuras y corren aventuras. Eso está muy bien.
Debo confesar que la transición entre las mascotas como mascotas a dueños de la casa y de regreso se prestan para muchos momentos hilarantes. De franca carcajada. En el cine noté dos efectos: de repente la gente murmuraba «Allí está… (inserta nombres de mascotas)» . O estruendosas carcajadas seguidas de un «eso hace cuándo no lo veo».
Como bien dice mi amigo Oscar Chavira, se agradece que sea un humor simple, de pastelazo y situación. Algo parecido a lo que Los Minions hacen en otra producción de Illumination Entertainment, en que su torpeza es divertida y su lenguaje intelegible logra describir lo suficiente la situación para hacerla graciosa.
Es decir, hay que ir a verla, sin esperar mucho.
Cuándo «más no es mejor»
El problema es que caen en el escenario de «más es mejor»: una escena de peleas con perros y gatos tiene cerca de cien felinos en una secuencia de caídas y marometas en 20 pisos de altura, repitiendo el gag varias veces. Deja de ser gracioso y llega a marear. Algo similar pasa cuándo los perritos entran a una fábrica de salchichas: trata de copiar el estilo caleidoscópico de ciertos musicales de Disney.
Además, algunos de los personajes -particularmente en el bando de los malos- son tan exagerados en su trazo o en la actuación -incluyendo el doblaje de Eugenio Derbez- que dejas de ver un personaje original y recuerdas o al burro de Sherek o al propio cómico en sus programas unitarios. A veces un doblaje puede mejorar una película; otras veces, como en este caso, lo expropia.
Igual, ciertas secuencias en el drenaje padecen de lo mismo: tantos personajes en una escena la hacen sobrecargada y poco legible. Más allá de lo adecuado en una película para niños -al grado que, ciertas secuencias hicieron salir a papás con niños pequeños que se aterrorizaron de más.
Cabe destacar que Nueva York es un personaje central en la trama. Sospecho que el más importante, más allá de las mascotas. Se nota que reutilizaron mucho de los escenarios y fondos creados para la película de Los Minions ubicada en la misma ciudad. No dejarán de reírse con la visión de las telenovelas mexicanas como inspiración de un personaje.
Y acá está el trailer, para que se den una idea de lo que verán.
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No la he visto, pero no eres el primero que me dice que está buena pero se durmió.