Memorias y Recuerdos

Memorias y Recuerdos

Memorias y Recuerdos

Hay veces en que llega la tristeza y la melancolía y te invade de memorias y recuerdos. De esos días en que volteas y parece que lo mejor de tu vida ya pasó y que nada más hay enfrente. De cuándo la tristeza te invade suavemente, hasta apropiarse totalmente de ti. Y si, parece que esta semana ha sido de esas en que es el ánimo triste y la melancolía la que toma predominancia.

No se exactamente cuál es el motivo, pero tengo varios «sospechosos» bajo observación estricta. Temas que provocan ese viaje al pasado: reencuentro con viejos amigos y colaboradores, mover algunas cosas del archivo que obligan a repensar el pasado y encontrar cosas que dejaste de lado, a veces sin querer, pero que impactan en realidad.

Me invadieron memorias y recuerdos…

Estos días han sido de memorias y recuerdos. ¿Algunos «gatillos»? Resulta que me encontré en linea con viejos amigos. Amigos que, en su momento, fueron importantes. Que incluso han cambiado de ciudad, de trabajo, de estilo de vida. Y los ves bien y contentos y te da gusto por ellos.

Luego, ocurrió el Día del Maestro y muchos de mis miles de alumnos (en realidad, pocos si ves los números absolutos; pero más de los que creía en un principio) me felicitaron en las redes sociales. Y eso da gusto: saber que tras quince, veinte o diez años hay quien aún te recuerda con aprecio y cariño por lo que les diste.

Después me suscribí a un taller sobre un tema que estudié con esmero al arranque del milenio y que por un par de años marcó mi vida. Resulta que uno de los promotores del taller es uno de los pocos coaches de nivel mundial con quienes he tomado cursos en vivo. Y tenía 15 años de saber de él tangencialmente. Volver a escucharlo en vivo fue muy grato.

En particular recuerdo que mi clase con Paul Schlee -creador del sistema Photoreading de lectura con toda la mente- coincidió con la boda de uno de mis primos. Pero como ya había pagado el taller, no fui a la boda. Era muy caro en su momento, pero se pagó con creces. Gracias a esa técnica puedo leer y comprender un libro de 300 páginas en unos 15 minutos. Nada mal. En fin, volver a escuchar a mi maestro fue intenso.

Y luego me encontré otra técnica que estudié hará unos siete años y cuyas notas había dejado arrumbadas. Me acordé de lo bien que me fue con ella y decidí volverla a aplicar. Sé que dará buenos frutos, y me preocupa haberla abandonado en su momento.

Tal parece que tengo facilidad para empezar las cosas y dificultad para mantenerme con ellas. Excepto, tal vez, este blog que, con sus respectivas altas y bajas, se ha vuelto una tarea fundamental y constante. Pero bueno, recuperé esa técnica y veré los frutos pronto.

Y me regalaron el futuro.

Pero lo mejor de esa tristeza y melancolía que me invadió estos días fue encontrar que, como el mítico rey, pude reencontrar dentro de mi tesoro oculto verdaderas joyas.

Amigos que aprecio mucho, alumnos que me muestran con su elección de vida que las lecciones dadas les sirvieron para definir qué hacer y cómo hacerlo, proyectos que quieren plantearme para sumarme o apoyarlos; ver cómo crecen las inscripciones a Reto Blog y cómo algunos participantes anteriores ya están regresando.

Pero lo más importante es que, al recordarme las cosas que han funcionado bien en mi pasado y que dejé de lado buscando otros caminos, puedo ver mejores alternativas a futuro.

Porque sé que, bien desarrolladas y trabajadas, en poco tiempo puede irme mejor si aplico todo lo que se y no quise hacer en su momento. Y ya les contaré, en un par de semanas que estén listos, algunos de los proyectos que pueden avanzarse con esas bases.

Lo cierto es que esta semana en que me invadieron memorias y recuerdos, tras un periodo de tristeza, me regalaron el futuro. ¿Te ha pasado algo así? Estoy seguro que si y me gustaría leer tus comentarios al respecto, aquí mismo o por correo en gonzalo@gjsuap.com Espero sus noticias.

Imagen de hoy Creative Commons License Wendelin Jacober via Compfight

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