Llegó el reporte final: Dichos y Bichos estuvo digitalmente muerto… por 55 horas y unos minutos. Eso, en términos de un sitio WEB es una eternidad.
Aparentemente, una actualización automática del WordPress era incompatible con la versión de uno de los plug-ins más importantes. En resumen, una pieza del motor hacía que otra borrara todo. Y, consecuentemente, no sabíamos qué pasaba: simplemente, no estábamos arriba. Y al intentar recuperarlo, se volvía a borrar, con lo que perdías todo lo que se había avanzado.
Por lo general, tenemos respaldos automáticos diarios tanto en el servidor del proveedor como en el sitio. El problema es que, a partir del choque de plugins, todas las copias aparecían corrompidas. Así que tuvimos que volver casi quince días atrás día por día hasta encontrar una copia que sirviera.
Es horrible estar muerto.
En términos de un pequeño sitio Web, es horrible estar muerto: de repente, reportes y reportes de que no te ves; Google dice que te va a desindexar de su sitio porque hay muchos reportes de «página no existente». Para colmo, había contratado una campaña publicitaria que llevaba al público… a una página muerta.
Pocas cosas peores que canalizar al público a un lote baldío, anunciando una «gran inauguración». Quedas como todo un defraudaror, farsante o mentiroso. Y lo peor era asumir que estaba bien… porque desde mi computadora se veía la verisón «en caché» -guardada en el disco duro- y no notaba que estaba mal. En fin.
Al final, volvimos de la muerte. Y como se dice que anduvo «San Lázaro», anduvimos pendejos… pero anudivmos. Espero que muy pronto podamos estar de nuevo publicando en el ritmo y manera en que les gusta. Gracias por ser pacientes con nosotros.
Les invitaría unos tragos… pero la virtualidad y la austeridad no nos permiten. Así que tómense uno a mi salud. Y acá nos vemos en Dichos y Bichos.
Imagen de hoy: lungstruck via Compfight
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