El proceso creativo sin duda es muy lento: de entrada, empiezas a hacer tus pininos «parecido» a alguien más: leíste a alguien cuyo estilo te gustó. Buscaste escribir como esa persona. Tal vez, sin proponértelo. Empezaste como un amateur. Luego, descubriste tu propia originalidad. Tras muchos años de práctica constante, lograste tu maestría. Y todo parece tan natural y fluido, que las personas no preguntan qué pasaste para lograrlo.
Durante la visita literaria «El tesoro de Cuauhtémoc en Templo Mayor» que realizamos el pasado sábado 27 (y que se repetirá el 10 de septiembre; informes y boletos aquí) leímos fragmentos de la novela en el lugar en que ocurrieron. Y los participantes se asombraron mucho de lo que estaban viviendo. Les gustó. En algunos fragmentos, podías ver sus ojos vidriosos de las lágrimas contenidas.
Al concluir la visita, fuimos a comer juntos. Y en la charla de sobremesa aparecieron comentarios como que concluir la primera novela me tomó cuatro meses y ésta uno; que el estilo de esta segunda les gusta mucho más; que se me nota «más oficio» y que quieren leer más textos.
Pero también salió a colación que la idea de las «Visitas Literarias» es muy buena tanto para generar experiencias como para invitar a leer, por lo que me recomiendan ampliarlo. Y eso haremos. ¿Es un rasgo de originalidad? ¿Crearemos un nuevo nicho cultural? Ya veremos.
Originalidad, maestría y amateurs; frases de la semana 35
Lo dicho por Voltaire: no puedes crear un estilo propio y novedoso de la nada. Surge de tomar lo que han hecho otros, y modificarlo para hacerlo algo propio. Es cosa de juiciosa imitación.
Empezó desde muy niño. En la Capilla Sixtina, pasó casi 20 años de trabajo. Así que la maestría de Miguel Ángel Buonarroti no fue por arte de magia: fue acumulación de trabajo.
Si el «padre de la Filosofía» lo dice, habrá que hacerle caso: amas más lo que te cuesta trabajo lograr.
Lo dicho: hay que aprender al escuchar. Abrirse para aprender más. Al menos es el consejo del Dalai Lama, y uno que nos parece bastante buen consejo.
Pero ser valiente viendo el peligro de cerca… eso es otra cosa. Y les confieso: si, estaba nervioso de que la «Visita Literaria» saliera bien. Pero, al final, todos los asistentes salieron contentos y recomendándola. Espero hacer muchas más.
Así que ¡concéntrate en la meta! Es la única manera de evitar que los obstáculos te espanten y te detengan. Pero que nada te detenga y menos que te distraiga.
Y si: hay otra frase que nos encanta, de Picasso. «Todo niño es un artista. La dificultad radica en seguirlo siendo cuándo crece». En contraste, todos fuimos amateurs al empezar el arte. ¿Seremos constantes? Eso es lo que nos daría originalidad y maestría.
Imagen de hoy UBC Library Communications via Compfight y postales por @gjsuap
Me alegra que la primer visita literaria haya sido un éxito. Deseo que las siguientes también lo sean. Se me hace una idea muy original y divertida.
Gracias Héctor y espero que nos acompañes a algún recorrido -o que al menos leas la novela en formato impreso-.