Hoy, después del temblor del jueves 5 de mayo y del simulacro del viernes 6, nos pidieron evacuar el edificio ante una alerta de temblor. Aparentemente no hubo tal, pero nos reportaron que se escuchó una alerta sísmica en la escuela contigua y que por eso los brigadistas decidieron hacer sonar la alarma.
La diferencia entre el ejercicio del viernes y el de hoy, es que el viernes todos sabíamos que a cierta hora en toda la ciudad los edificios públicos tendríamos simulacros; unos diez minutos antes de la hora ya estábamos listos para salir corriendo. Incluso, la escalera de emergencia se llenó. Una patrulla cerró el paso frente a la oficina. En esta ocasión no fue hasta que nos vieron salir que los pisos inferiores dieron la alarma, lo que implicó que el ejercicio fuera más natural. Creo que el tiempo fue más lento, pero aceptable. Y tuvimos que esperar un alto para cruzar al camellón.
Me queda la duda si fue una mera travesura de algún chiquillo de la escuela; una falsa alarma o un evento sísmico real. Pero me dio gusto que todos reaccionamos rápido para evacuar el piso.
La prevención de desastres nos dice que hay que hacer simulacros frecuentes para «saber que hacer». La verdad es que las simulaciones son un buen método de entrenamiento, pero no sirven al cien por ciento cuando enfrentas el fenómeno real. Por ejemplo, el brigadista de nuestro piso se puso el chaleco, tomó casco y silbato y dio la alarma en pocos segundos. De los otros pisos, sólo uno salió con el equipo. Y es que no es lo mismo saber qué hacer con anticipación, a actuar en el momento.
Por eso, dicen lo mismo maestros Zen que en otras disciplinas, (entrenadores deportivos, de astronautas, o hasta de políticos) que hay que hacer muchos ejercicios de preparación y repaso mental, pero que en el momento concreto hay que estar en el aquí-ahora, dejar fluir el cuerpo con naturalidad, y cuidar la respiración y la calma. Es lo que debe tener nuestra atención.
En fin. Hoy salió todo bien ante otra alerta sísmica; creo que requerimos más ejercicios así, sin aviso previo. Y espero que, de ocurrir en verdad, aprendamos bien qué debemos hacer, y hacerlo. Si no, son sólo juegos. Bien llevado, puede salvar vidas. ¿Y ustedes, hace cuanto que no hacen un simulacro sin aviso previo?