Les prometí hacer una reseña del libro «The Element» de Ken Robinson que comentamos en una entrada anterior. Y estoy en eso: No solo ya tengo el libro, sino que ya debo haber leído un 30% del mismo. Pues no podré terminar de leerlo sin comentarles un par de anécdotas de interés que incluyó en el autor.
Resulta que a Paul McCartney -si, el mismo de Los Beatles- participó en la selección para el coro de la Catedral de Liverpool y fue rechazado «porque no era un buen cantante» -aunque al paso de los años, el propio coro tomó y adaptó dos canciones de Paul para su repertorio musical-.
El otro ejemplo que narra es que Elvis Presley fue rechazado del Club Glee de su escuela (para los que no han visto la serie de televisión, un club Glee es un grupo de jóvenes que organizan números musicales en que bailan y cantan, y que en la edición televisiva estaba integrado por puros rechazados de otras actividades y un par de estudiantes medio conflictivos). Afirmaron que la voz de Elvis Presley «tiene una voz que arruinará nuestro sonido y tenemos un estándar mínimo de calidad que mantener». Richardson ironiza que todos sabemos las alturas a las que llegó ese club Glee al dejar fuera a Elvis…
Paradógicamente también, a Matt Groening le decían que no tenía talento para el dibujo, y que debería dedicarse a otra cosa. En su caso, sólo hubo una excepción: su maestra de segundo grado, Elizabeth Hoover, que incluso mandó enmarcar un trabajo de Groening de cuando tenía siete años, afirmando que llegaría lejos. Ese refuerzo positivo -aparantemente el único que tuvo hasta que le llegó el éxito- le mantuvo encarrerado en la dirección adecuada. Por ello, le agradeció a su maestra incluyéndola entre los personajes de su creación más famosa: Elizabeth Hoover es la maestra de segundo año de Lisa Simpson en la serie de televisión de casi 25 años de duración «Los Simpson», creada por el «nada talentoso» sr. Groening…
En resumen, en estos tres casos se nota que los rechazos sólo sirvieron para reforzar la idea de que se tenía a alguien diferente a lo convencional. Y a los «rechazados» les sirvieron para luchar con más tezón. Y eso nos lleva a una idea para comentar en nuestra siguiente entrada. Los esperamos… en Dichos y Bichos.