Mi abuela materna solía tener un dicho: «Cuándo te compran, ¡ vende !». Por supuesto, se refería a que muchas veces ella trataba de vender ciertas cosas -digamos, la fruta en una canasta- pero el cliente estaba interesado en otra cosa -por ejemplo, la canasta-. Y en vez de decir: «perdón, yo solo vendo fruta», vendía la canasta. Y, si podía, hasta la fruta al mismo cliente. O vendía la canasta tan cara -dado que había interés del cliente- que podía decirle: «y se lleva la fruta de regalo». Con una actitud así, vende porque vende.
En lenguaje coloquial, implica que si tienes un cliente que quiere comprarte algo, véndeselo. Aunque no sea lo que tú tenías en mente ofrecer. Es más fácil encontrar un cliente motivado dispuesto a cerrar la venta, si él te pide que le vendas algo. Y esto independientemente de si era o no tu intención ofrecer ese producto, que empezar una venta desde cero a un cliente sin la motivación adecuada..
Viene esto a colación porque casi todo marzo no he aparecido por el blog, pese a que era mi mayor intención del año no dejar de publicar lunes, miércoles y viernes. De hecho, mi entrada más reciente es del 26 de febrero. Y la anterior a esa es del 14 de febrero. ¿Pues qué pasó?
Cosas que a nadie le importan.
Bueno, para quienes comparten la opinión de que un blog personal no debe hablar de la perosona que lo escribe, o de sus productos, es buen momento para avisarles que suspendan la lectura aquí. Gracias. Si siguen leyendo, ya saben que no será un tema de interés global sino otra mini aventura del autor. Enterados.
Como recordarán, les ofrecí una visita literaria basada en El Tesoro de Cuauhtémoc. La fecha no fue al azar: varias personas que habían estado interesadas la propusieron. Dado que tenía al menos medio grupo, acepté. Pero ¿Qué creen? A la hora de confirmar, nadie podía. Que porque había sido el 14 de febrero. Cancelaban porque no tenían dinero para ese fin. Que ya tenían plan. Pensaron que era para marzo. Total, nadie fue y se canceló.
Por supuesto que aceptar que algo que ofreces no tiene cliente es una señal de desánimo sin duda. ¿Para qué te lo piden entonces? ¿Por qué ellos fijaron la fecha para después decir que no podían? ¿Y por qué no lo dijeron antes? Misterio.
Así que, les confieso, me sentía triste por ello. Además, algunas discusiones con personas a las que quiero mucho terminaron no muy bien, y se alejaron temporal o definitivamente. Así no se puede. Total, que con el ánimo muy bajo es difícil ponerse creativo.
Si te compran, ¡ vende !
Pero pasó algo sin darme cuenta. Más personas me empezaron a preguntar sobre cierto servicio. Algunos, hasta con urgencia. Que si sabía quién lo hacía. Si podía hacerlo yo. «¿Tienes alguien a quien me recomiendes?» Y como quien no quiere la cosa, los clientes empezaron a llegar.
Simple: Me he estado esmerando en hacer que las personas escriban su libro o su tesis, basado en la metodología de Escribe Hoy. No me ha ido del todo mal, pero toma mucho tiempo encontrar personas dispuestas a hacerlo, con el tiempo y dinero suficiente. Así que eso va muy lento.
Pero lo que empezó a llegar eran escritores o tesistas que quieren acabar sus proyectos y publicarlos. No quieren ayuda para escribir: quieren ayuda para publicar. Amigos de amigos. Conocidos de alguien que supo que autopubliqué. Personas que encuentran mi página de autor en Amazon… Muchos de muchas partes. Y algunos por referencias cruzadas.
Uno de mis hijos se dio cuenta: «Papá, cuándo te pido que hagamos algo me dices que no puedes porque tienes clientes. Y no te veo ni escribir ni ayudándolos a escribir. ¿Pues qué haces?» Y otra observó: «Pues si no quieren ayuda para escribir, sino para publicar, ¡ayúdales a publicar!».
Total, así las cosas: A partir de abril, enfatizaré el proceso de ayudar a los autores que ya tienen un libro a terminarlo, prepararlo y publicarlo. Ya les daré más detalles.
Por lo pronto, y mientras preparo el proyecto, va la invitación: «¿Quién tiene un libro que quiera publicar, en papel o en Amazon?» Pregúntenme por correo (gonzalo @ gjsuap.com) o por redes sociales. Pero háganlo en marzo, antes de que lo lance comercialmente. ¿Quién dijo «yo»?