We Will Rock You no solo es el título de una de las canciones más emblemáticas del grupo de rock de las décadas de 1970 a 1990 «Queen«, sino que desde hace más de una década también identifica a un musical de mucho éxito en Londres y Nueva York, construido a partir de la unión de diversas canciones con una historia que las engarza. Pues bien, este espectáculo teatral se está presentando en el Auditorio Nacional en una breve temporada y en la presente entrada les contaremos por qué «la Reina rockeó»… pero sus súbditos no tanto.
Primero, debo comentar que al inicio de 2010 por motivos laborales visité Londres. Y uno de los pocos momentos para podernos salir del estricto guión de reuniones, juntas, encuentros y hasta paseos como parte del grupo de trabajo fue una noche libre, que aprovechamos para ir al teatro. Obvio, la cartelera es tan amplia que era francamente difícil decidirse, pero al final optamos por ver We Will Rock You en el Dominion Theatre de la capital británica, que se presentaba desde el 2002. Y resultó ser una gran elección.
Breve sinopsis
En un futuro cercano, en lo que era la Tierra y es ahora iPlanet, toda la música -y la creación artística- la controla GlobalSoft, una maligna corporación liderada por la Killer Queen, mujer que nació en un videojuego y que logró «descargarse» en el mundo real. Sometió todos los gustos hacia un pop comercial y desechable (la Música GAGA) y destruyó toda forma de crear música original. Los jóvenes tienen prohibido el contacto físico personal, y descargan su ropa de la red, entre otras cosas. En este mundo distópico, Galileo Figaro acaba de concluir su carrera pero está preocupado: ni quiere incorporarse al sistema, ni es «normal»: escucha voces en su cabeza. Y lo que oye son fragmentos de las grandes piezas del Rock’n’Roll, ya proscrito. Detectado por Kashoggi, segundo al mando de la Corporación GlobalSoft, encontrará en su detención a otra creadora original, Scaramush con quien logra fugarse. En su huida, encuentran a Los Bohemios, una banda de renegados que quieren recuperar la música y la libertad, de la que sólo saben por referencias vagas, las «revistas» que son como ‘páginas Web pero estáticas y que puedes tocar’… Y el conflicto de la obra es la lucha entre el control y la libertad, entre los clones y chicas GAGA de Globalsoft y los rebeldes Bohemios, que en el camino de hacer que el Soñador recupere la guitarra mágica, tienen que descubrir qué es el amor, la creatividad, la música, la rebeldía… y el Rock’n’roll en todo su esplendor, representado por Fredie Mercury y Queen. Y todo ello aderezado lo mismo por canciones originales, canciones con letras alteradas o fragmentos de canciones de Queen. Son dos horas y media de un gran show. (Aquí, las Chicas GAGA)
.
‘We Will Rock You’ at London
Lo dijimos desde el momento en que salimos del teatro: «Esta obra jamás ganará un premio al mejor guión. ¡Pero es un gran musical!». Y no es un gran guión por lo que ocurre con otras obras que siguen el mismo patrón de unir canciones ya conocidas para hacer una historia: hay muchas cosas que o entran forzadas, o son inverosímiles, o de plano quedan muy mal, simples y obvias o predecibles: «Hoy no me puedo levantar», «Mentiras», «Mamma mía» o «Si nos dejan» padecen de lo mismo: guiones con buenos momentos, pero malos guiones en general, aunque se aplaude el esfuerzo de intentar hacer una historia coherente.
Pero es un gran musical porque las canciones son muy buenas, las interpretaciones también; la tramoya -con pantallas digitales, plataformas voladoras, elementos que simulan hasta tres niveles de una ciudad- es de alto nivel; las luces, pirotecnia y sonido son extraordinarios, justo al nivel que se espera del mejor teatro del mundo. Y yo confieso que en al menos tres números me emocioné, grité, canté y baile, y en otros tres se me salieron las lágrimas, los alaridos y la sensación de estar vivo en medio de una multitud de ingleses y turistas francamente histéricos, en dónde yo era el más moderado. Una fila adelante cruzando el pasillo veía un grupo de ingleses que parecían francamente drogados, volados o en el éxtasis, natural o inducido. Y si, nos contaron que procuran ir a ver la obra una vez al mes como mínimo. Les fascina. Un gran espectáculo sin duda.
Tal vez ayudó mucho que se trataba de un teatro relativamente pequeño, por lo que a pesar de estar en el primer piso, gozamos todo: la música, las interpretaciones, las actuaciones y el ambiente… Sobre todo el ambiente: era todo un concierto de rock en vivo, con auténticos fans, gruppies, y gente desinhibida y disfrutando totalmente.
«Te vamos a rockear» en México.
Por ello, al enterarme que estaría en México decidí que debíamos ir con mis hijos a verla. Así que desde que me llegó el aguinaldo fui a la taquilla -ni loco pagar la comisión extra de TicketMaster de casi 25%- y compré los boletos más adelante disponibles. Fila J en la función del domingo 9 de febrero, al centro.
No nos quedó claro si era la Compañía del montaje londinense o el de Nueva York. Sospecho que este último, por algunas referencias -la obra final concluye en el estadio de Wimbledon, donde Freddie Mercury y Queen tuvieron su concierto masivo más memorable; en la versión que vimos aquí terminan en la casa de Elvis Presley, «la tumba del Rey» en Graceland, Memphis, Teneesee-. Pero la Compañía es muy buena y sean americanos o ingleses no dejan el acento británico que da tanta personalidad.
Por lo que respecta a las actuaciones, nos gustó más la «Killer Queen» -la mala de la obra- en la versión inglesa, una mujer con un vozarrón y una presencia escénica formidable. La actriz que hizo el papel aquí olvidó la letra de una canción; por lo demás, hizo un buen papel. El protagonista tenía gran voz y buen baile, pero era más femenino que el que vimos en Londres. La pareja del protagonista, más menuda que la original, pero con muy buena presencia vocal. El resto de la compañía, indistinto. Y las adaptaciones locales al guión -como referir que compraban ropa en Suburbia, que el gusto por «La Academia» destruyó el gusto musical de la juventud o que algo es «muy chafa»- fueron muy festejadas. Algunos de los otros chistes no: por ejemplo, cuando anuncian a uno de los rebeldes capturados que le llevarían a un lugar en dónde le destruirían la imaginación, la creatividad, el buen gusto y el futuro (un laboratorio para borrarle la mente) y respondió «¿Me llevarán a Disneylandia?» Nadie se río aparte de nosotros. Tal vez porque no entendieron el chiste.
Extrañamos la plataforma voladora de la Reina Asesina, parte de la pirotecnia, el automóvil tipo subcompacto del protagonista y el hecho de que en una secuencia se hunde el piso del teatro para dejar ver una estación del metro londinense, el «Tube«, que en la versión original nos sorprendió tanto: para poder llegar al teatro debimos ir en el Underground para alcanzar a llegar a tiempo. Y salimos de la estación de Tottenham Court para entrar al teatro dos minutos antes de que empezara la función. Y cuál no fue nuestra sorpresa al verla, una hora después, reproducida en el escenario hasta con la misma publicidad que habíamos visto en el original… pero «avejentada» por el tiempo y habitada por los rebeldes Bohemios. Acá no pasó eso. Por lo demás, la escenografía, luces y tramoya eran parecidas a sus contrapartes inglesas, aunque en la magnitud del Auditorio Nacional, lucen hasta pequeñas. El Dominion Theatre es para 2,000 espectadores; el Auditorio Nacional, para 10,000 Aquí, un video de cómo se hace el musical:
.
Lo más malo.
Pero definitivamente, lo peor de «We Will Rock You», al menos en la función que nos tocó, fue el publico. Tal vez porque el domingo a la una de la tarde -única función familiar disponible- había demasiados adultos mayores y familias, y pocos cuarentones. Por lo que oímos, varios estaban allí porque «alguien» había visto la original en Londres o el montaje de Nueva York y la habían recomendado. Otros, porque eran fans de Queen de hueso colorado. Y otros… porque sabían que era una obra de Broadway.
Pues muchos pensaban que estaban en pleno concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional en concierto de Gala en Bellas Artes: se molestaban de que las personas corearan, aplaudieran, bailaran o levantaran los brazos. La obra enfatiza el rol de la individualidad y la creatividad: muchos se quejaban de que intentaras ser diferente. A alguien en la fila de adelante le pidieron, de plano, que dejara de bailar «porque movía mucho las butacas». Atrás oímos a alguien que pedía a otra persona que «dejara de cantar, porque venimos a oír al artista y no a ti». Hubo quien me trató de pedir que me saliera, porque «le habla mucho al niño y me distrae». En los pasillos escuchamos a alguien que se quejaba al tono de «que le pasa a la gente, esto es teatro y no un concierto de rock. ¡deben comportarse más!» ¡Piedad! En una obra sobre romper reglas, tabús, el valor de la individualidad y de acercar los jóvenes a la música, me encontré auténticos Abuelitos GaGa y puritanos del teatro inglés de corte Shakespereano. Y muchos que se identificarían con la ilustración de hoy: «Keep calm and look interested; it’s Queen» (Mantén la calma y luce interesado: es La Reina (y no Queen)) Damn them!
Tres grupos de quejas oímos: «¿Por qué le hicieron esto a Queen? ¡Es un clásico!». La obra fue coescrita y las canciones adaptadas por Ben Elton, que colaboró con Brian May y Roger Taylor, miembros del grupo original. No hay tal «destrucción de un clásico». «No sé por qué dicen que es de Queen, si solo usaron tres canciones de ellos». Falso. A lo más, una pieza se escribió después, y como homenaje a los músicos muertos -Fredie Mercury incluído-. Lo que pasa es que muchos villamelones creen que Queen solo hizo Rapsodia Bohemia, We are the Champions y We Will Rock You y no ubican que tienen más de catorce álbumes de estudio, cinco álbumes en directo, una banda sonora, diez álbumes recopilatorios, cuarenta y ocho sencillos y varias otras presentaciones, para un total de más de 300 canciones originales y 300 millones de discos vendidos en el mundo. Y la tercera «La gente no sabe comportarse en el teatro… Y más en un teatro inglés». Esta no merece ni respuesta… O si acaso, «la gente GAGA no sabe cómo comportarse en una obra de teatro Rock, que estimula la no conformidad y el romper reglas».
En resumen
¡Yo si la vuelvo a ver en México, siempre y cuando no me cobren los boletos! Y no sólo por el público de tanta pose e ignorancia del grupo que van a ver, sino porque el show si vale la pena, pero ya gasté mucho en ello. Si pueden, no se pierdan las funciones de la siguiente semana. Y si pueden y quieren, ¡No dejen de regalarme boletos para TODAS las funciones que quedan -Si, OCESA y compañía, esto es también para ustedes… Y para todos los lectores que quieran y puedan-. No se la pierdan. Con mucho gusto la vuelvo a ver… varias veces más. Aquí y en Londres.
WE WIlLL REMEMBER YOU FOREVER, «WE WILL ROCK YOU»!
Imagen de hoy Iain Heath via Compfight
Pingback: Inspiración on-demand | Dichos y Bichos