Como les comenté el lunes pasado, esta semana fue de sustos y disgustos. De sustos, porque aparentemente y según una prueba rápida me había contagiado de COVID-19. Y de disgustos porque en la familia había mucha molestia: ¿Cómo me había descuidado al grado de contagiarme del virus? Y ¿Por qué…
Ahora presentando: COVID. Sin molestias ni sínotmas, acá andamos, positivos al virus y esperando una prueba más concluyente…
Estos son días en que, sin trabajo normal con plazos, el cerebro apagado y el cuerpo en relajación, son buenos para tomar aire y reiniciar.
Volar fue algo que extrañé hacer durante 2020. Por eso, ahora que me ofrecieron ir a Chiapas (aunque fuera un día) no lo pensé dos veces.
«Escribiste no; lo que se dice escribir, no…». Varios colegas dicen que dictar no es escribir, y que, por lo tanto, no acabé este NaNoWriMo.
En una entrada anterior les comentaba que mi mayor reto en este NaNoWriMo no iba a ser necesariamente acabar la novela, sino el proceso de alcanzar 250000 palabras dentro de mi participación en el movimiento global de escritores NaNoWriMo. Y ¿qué creen? Afortunadamente, con algo de constancia y esfuerzo de…
Un día, un día dejé de atender el grupo de NaNoWriMo México. Me encontré con tres mil mensajes pendientes de leer. ¿A qué hora escriben?
Empeño y constancia son fundamentales en ciertas tareas que he hecho en la vida: montañismo, novelismo, grados académicos… Y otra vez.
Ser un zombie en plena pandemia no es la mejor manera de vivir… Auqnue de algún modo es cómo el blog va en estos dos últimos meses.
Después de mes y medio de abandono… este blog vive, y no solo en el recuerdo de sus lectores: ya estamos de regreso. Confío en que bien.
