Dicen que durante sus campañas para conquistar Europa, Napoleón el emperador de los franceses solía decir «Despacio que voy de prisa». A muchos, de entrada, les parecía un contrasentido. De entrada, porque hablaba francés, no español. Debió decir algo como lentement, je vais me dépêcher. Y luego porque… Bueno, si vas de prisa suena mal ir despacio.
Peeero… la ceremonia del premio Oscar del fin de semana pasada nos da luz a ese mismo refrán. A lo que se refería Napoleón es a cuidar los detalles, particularmente cuándo quieres hacer algo rápido y bien. Así sea dominar todo un continente. Cuantimás en tareas más pequeñas.
Por ejemplo, sabemos que el General Anaya perdió la batalla de Churubusco. Cuándo fue derrotado, Winfield Scott le pidió que entregara el parque -las balas, pues- sobrantes. Y Anaya le dijo a su vencedor: «Si hubiera parque, no estaría usted aquí». La verdad es que sí había parque… pero no era adecuado para las armas disponibles. Las balas, o mal hechas o surtidas de calibre incorrecto, hacían estallar los cañones en lugar de salir disparadas hacia el enemigo. Un pequeño detalle que por negligencia o mala fe hizo perder la batalla.
A eso se refería Napoleón. Y a veces, cuándo lo olvidaba, pasó sus peores derrotas. Un ejemplo: decidió atacar Rusia en el Invierno. Pensaba que, al estar todos guarecidos encontraría poca resistencia. Ignoraba que la técnica rusa de defensa consistía en retirarse, si, pero arrasándolo todo. Graneros, granjas, campos. Cada vez más lejos de sus líneas de abastecimiento, el ejército francés regresó derrotado por el clima, no por los rusos. Y casi 150 años después algo parecido le sucedió a Hitler…
Despacio que voy de prisa…
Algo parecido sucede con los proyectos que traigo en proceso:
- Las campañas en Patreon e Indiegogo van muy lentas. Muchos me han dicho que donarán pero directamente (no tienen tarjetas, no quieren usarlas en línea, prefieren que no se les vincule directamente al proyecto…). Motivos hay varios. Otros dicen que si, cuándo sean más, ellos donan. Pero crecerán, estoy seguro.
- El hombre que solía soñar. Está terminada, pero… confieso que no me gustó el final. El problema radica en dónde empezar a reescribir. Recuerden que cada cambio, cada detalle abre nuevas posibilidades diferentes. Hay que retrabajarla… tal vez desde el capítulo 20. A final de cuentas, no es únicamente el final de la novela: es el final de la saga.
- #Calexit. ¡Uff!! Gran cobertura en prensa. Nos piden entrevistas en radio y televisión. Pero… aún no quiero revlear detalles de la trama. Confío en que a partir del momento en que rompa el silencio -unas tres semanas- o empiece la preventa -en abril- será un remolino tremendo.
- El Libro por Correspondencia. Ya salieron las primeras cartas… Cinco personas aceptaron el reto en esta primera etapa. Veremos cuántos siguen en los cuatro meses del proyecto.
- El taller «Letras en la Naturaleza«. Por fin todo está en su lugar. Fechas, local, transporte, comida, costos, contenidos. Todo. Así que es momento de empezarle a hacer ruido. Muchos pensaron que estaba abandonado. No. Ya va.
Esto es como trabajar en los cimientos de un rascacielos: por años vez una barda, un hoyo en el suelo y escuchas maquinaria. Pero no se ve nada. Y de repente… ¡cuarenta pisos en un mes! Confío que así avancen las cosas. Y si ven que van despacio… es porque voy de prisa.