¿Dramático? No… asustado y con ajustes importantes

Dramático por Jackson David en Pexels.com
¿Dramático? No.

A raíz de la entrada anterior, me han estado preguntándome por qué ando de dramático. Si me pasó algo terrible, si ando haciendo teatro; si busco chantajear a alguien o si busco simpatías «a la mala». Nada de eso.

Sé que a muchos lectores les sorprenderá que he bajado el ritmo de publicación, y que cuando escribo, el tono suele ser más lúgubre y pesimista que de costumbre. Y sí, se debe a muchos cambios que están en marcha, que requieren algo de atención y un periodo de ajuste. Es normal, supongo. Pero si, visto de lejos, suena más grave. Tal vez mucho más de lo que en realidad es.

Algunos saben que buena parte de mi trabajo principal -el que paga las cuentas en casa, pues- está vinculado a temas legislativos; así que el cambio en la composición de la Cámara traerá ajustes en los proyectos que tengo. Como pueden imaginar, eso impactará en tiempos disponibles, en recursos monetarios y refuerza la urgencia de hacer algunos cambios.

Por ejemplo, algunos de los amigos que hice en San Lázaro se postularon por la reelección… Y la perdieron. Otros buscaron otros cargos de elección popular… y no los lograron. Algunos sufrieron traiciones dentro de sus propios equipos. No estarán. Otros casos incluyen amigos cuyas diputadas o diputados perdieron, cambiaron de partido o, simplemente, decidieron despedirlos. Menos amigos y aliados.

Eso complica el día a día, y hace que la incertidumbre que esperaba acabara con la elección se vaya hasta el 1 de septiembre, en que toma posesión el nuevo Congreso, e incluso más allá. A esperar, pues.

¿Dramático? Sonó a eso, pero no.

El tema es que llega el momento de hacer más cambios: ajustar gastos, crear nuevas relaciones, buscar acomodos y reacomodos entre quienes lo lograron o entre quienes van a entrar por primera vez. De todas maneras, me llevaré buenos amigos también, que seguirán siéndolo incluso aunque dejen el Palacio Legislativo o aunque se alejen de la política totalmente.

A final de cuentas, no es lo único a lo que me dedico, pero sin duda aporta mucho al bienestar de la familia y a otros proyectos que me divierten y me han dado visibilidad. Eso se agradece sin duda, y vaya que en esta legislatura aprendí mucho y disfruté esa labor. Pero los momentos de cambio implican fuertes ajustes.

¿Sonó muy dramático? tal vez, pero les aseguro que no es tanto. Para quien ha estado en el sector público por poco más de 30 años, es normal que las cosas cambien frecuentemente, a veces sin esperarlo, y que la meritocracia no importe: he visto gente que ha hecho muy buen trabajo, con honestidad y dedicación, y queda fuera. Y auténticos monstruos, corruptos e inútiles, que ganan más preeminencia. Eso si, hay que adaptarse.

Asustado….

Pero también hay otro motivo: en una revisión de rutina, salió que nuevamente tenía COVID. (Algunos recordarán que así cerré el 2020). Y eso que cuento con las dos vacunas. Eso implicó quedarse fuera de circulación y en observación unos días, estar espantado, gastar un poco más de lo cotidiano en medicinas y pruebas, buscar laboratorio, hacer filas bajo el sol… para, al final, tener una confirmación negativa.

Dice el internista que pudo ser un falso positivo por la cercanía de la segunda dosis de la vacuna, y que recién esta semana sería conveniente hacer un conteo de anticuerpos «para ver si tuviste secuelas del contagio anterior y si los anticuerpos se formaron adecuadamente». Si, lo creo. Pero mientras ocurre eso… el susto nadie te lo quita, y el gasto, menos. Por eso me leyeron algo asustado: al momento de escribir el texto anterior, estaba ya con esa nube en el horizonte, y aún sin certidumbre.

Curiosamente hay quien dice que «ahora si vienes muy dulce», y hasta me acusó de mentiroso. La verdad es que soy dulce; y que una cosa es presionar cuándo estás enojado y no puedes decir todo lo que pasa, y otra que asuma -falsamente- que miento. Además, cuándo ves por segunda vez el riesgo tan de cerca, tiendes a ser más humilde -aunque la contraparte ni lo vea así ni actúe en consecuencia-. Pero así pasa.

… y con ajustes importantes

Eso sí, platicaba con una buena amiga y consejera, y me sugirió una serie de actividades y tareas para adecuar las cosas: ya le quedó claro que una buena parte de mis fracasos -en lo personal, lo creativo y lo laboral- radica en tener muchas energías dispersas en múltiples proyectos a la vez. «Querer ser todo para todos» no funciona, te desgasta mucho y es costoso en tiempo y dinero. Es importante concentrar esfuerzos.

Eso me lleva a soltar muchos proyectos y planes: por ejemplo, debo acotar el número de proyectos creativos en que esté. No es buena idea correr con cinco novelas a la vez, en distintas etapas. Debo escoger una sola, y dedicarme solo a esa hasta que se publique. No es buena idea traer varios clientes de proyectos creativos, y menos aún aceptar nuevos componentes o materiales adicionales a varios proyectos a la vez -y menos si son probono o si se manejan como extensión de proyectos en marcha.

Y así, en varios temas: UN ejercicio de meditación y UN ejercicio físico al día -llegué a tener hasta cinco distintos-, pero eso si, cumplirlos y lograrlos diariamente. No estar tratando de hacer todo a la vez. Así que no se crean: no ando de dramático, sino en la urgente necesidad de acotar tiempos y proyectos. No sé que tan dispuesto estoy a hacerlo, o si busco rescatar algún proyecto suspendido o cancelado, o empiezo algo nuevo. Y eso si: los periodos de ajuste siempre son de incertidumbre.

Imagen de hoy: Drama por Jackson David en Pexels.com

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