Dudas: los mayores frenos para crecer

Dudas: los mayores frenos

Dudas: los mayores frenos

Recientemente escuchaba a un par de personas discutiendo acaloradamente. A ambos los conocía, pero no a detalle. Lo que era evidente es que tenían dudas sobre cuál era el camino ideal a seguir.

Ella se había divorciado hará unos cinco años. Él, estaba en el dilema: no quería divorciarse, pero no podía seguir en su matrimonio «como iba». Ella le comentó que, tras un año de pleito intenso, se sentaron, detallaron términos y condiciones y, a partir de ese momento, su relación mejoró demasiado. Es decir, ya no eran peleas constantes con su ex. Se podían llevar civilizadamente.

«Y lo que son las cosas» -dijo ella -«una vez que aclaramos los puntos sensibles y las dudas profundas, vimos qué rasgos del otro nos eran francamente intolerables. Y ya platicados, encontramos que si los dejamos fuera de la relación, teníamos menos dudas y problemas. Hoy, paradójicamente, nos llevamos mejor que nunca: nos vemos una vez cada quince días para tener sexo; cada semana para rolarnos a los niños y todo en paz».

Confieso que me sorprendió la charla: no esperaba que alguien que lleva cinco años de divorciada siguiera viendo a su ex pareja para cosas… de pareja. Pero bueno, si les funcionaba a ellos…

Dudas: que no te pierdan.

A final de cuentas, los miedos y las dudas son cosas que hemos abordado con cierta frecuencia en este blog. Si, es la parte de mi historia personal que, ocasionalmente, les suelo compartir. Hay miedos o dudas que me vencen en más de una cosa.

Por ejemplo, «El tesoro de Cuauhtémoc» se quedó un año en el tintero. Y no fue hasta que un hecho externo me hizo retomarlo a todo vapor, que salió adelante. Si no me hubieran motivado (o espantado) tanto, tal vez seguiría esperando su turno en el tintero.

Otros temas que pensé que iban a ser muy complicados y que tomarían muchos meses más, se resolvieron en cosa de días. Y bastante mejor de lo que esperaba. Pero todo fue dejar las dudas de lado y poder avanzar.

Claro que también han habido terribles pifias: cosas que parecieron que iban bien, y se arruinaron. A veces, por falta de comunicación. Otras, porque la contraparte no actuó como yo creía que lo iba a hacer -y viceversa-. En ocasiones, alguien espera algo, no pasa como creía y se rinde. Cuándo, en realidad, le podía haber ido mucho mejor.

En fin. Les comento eso por dos razones: sigo con ciertas dudas para poder lanzar el nuevo proyecto que he desarrollado.  La verdad es que creo que será un gran éxito… pero aún me siento indeciso. Esas dudas no ayudan. Y la otra… aprendí por la vía dolorosa que, a veces, hablar y plantear las cosas claras puede y debe bastar. Eso ayuda a resolver muchos problemas. Veremos el resultado. Ya les contaré…

 

Comentarios cerrados.