La semana anterior mi buen amigo Eduardo Rábago compartió en Facebook un estado muy interesante: nos decía que, cuándo la mayoría empezábamos a usar esa red social, compartíamos hechos de nuestras vidas, comentarios u opiniones de cosas que nos pasaban. Pero que a medida que ha pasado el tiempo, hemos dejado de usar Facebook para hablar de nosotros y ahora lo usamos para compartir memes, dibujos, noticias, publicidad y opiniones de alguien más y usando, a lo mucho, la función de «me gusta» como un voto a favor del tema.
La verdad es que Rábago tiene razón: y más a raíz de que Facebook le dio por «etiquetarnos» con base en nuestros «me gusta» para hacer publicidad enfocada a nuestras filias y fobias más particulares. Asi, esa red social se está volviendo lo que aparecía en algunas películas de ciencia ficción como «Blade Runner» o más recientemente «Minority Report: Sentencia previa», en las que la publicidad personalizada nos persigue lo mismo en carteleras, en el transporte público y hasta en las tiendas.
Recuerden en particular aquella escena en que el personaje que hace Tom Cruise se mete a una tienda y, mediante la lectura remota de su retina, nada más al llegar un maniquí holográfico le pregunta si «quiere otros pantalones similares a los que compró la última vez». Es decir, como las funciones de publicidad dirigida en Amazon de «personas que compraron lo mismo que tú también les gustó…» (espero que, entre lo que les guste, estén mis libros).
El «Me gusta» de Facebook.
Originalmente se pensó como una herramienta para compartir tu opinión a favor de cierto tema. ¿Te preocupa el veganismo? Ponle «me gusta» al comentario de tu amigo que lleva dos meses sin comer carne. ¿Te molestan las corridas de toros? Ponle «me gusta» a las noticias sobre su abolición. ¿Te disgusta el tráfico de personas? Ponle «me gusta» a la captura de una banda de tratantes de personas. Vota por los temas que más te preocupan o simpatizan.
El problema es que cada vez usamos más el «me gusta» de Facebook no hacia los estados de nuestros amigos, sino hacia memes, noticias o cosas creadas por terceros y compartidos por mis amigos. Me molesta ver, por ejemplo, que un amigo comparte un estado -o yo mismo- con una frase original e ingeniosa, y ni dos horas después es un meme de una compañía famosa que lo vio y lo adaptó, le agregó su logo y su sitio web y hasta pagó por promocionar «su» idea. Pero los amigos que compartieron el estado original del creador replican luego el meme comercial y hasta le reclaman al autor creativo que se haya «robado» la idea… sin darle crédito al auténtico progenitor de tal cosa.
Y por si fuera poco, Facebook utiliza tus «me gusta» para alimentar tu flujo de noticias y tu muro. Así que si pones «me gusta» a fotos de gatitos, buscará aquellas imágenes de tus amigos con fotos de gatitos y te las pondrá más a menudo que aquellas con fotos de perritos. Total, que eventualmente no te enterarás de la llegada, campeonato o muerte de los perros de tus amigos -me refiero a sus mascotas- pero si de que el gatito giró tres veces en torno a su ovillo de lana…
Solución radical ante Facebook.
¿Qué hacer con respecto a eso? Leí hace tiempo un artículo de Elan Morgan, que mejoró su feed de noticias (con más humanos y menos publicidad) al dejar de presionar el «me gusta» en Facebook. Y luego uno de Mat Honan que le daba «me gusta» a todo en su Facebook, y terminó recibiendo lo mismo publicidad radical de extremistas islámicos que de judíos ultraortodoxos; videos de gatitos jugando con sus ovillos y videos de gatitos siendo destazados para alimento en China y perdiendo a sus amigos, porque saturaba su muro de basura… (pueden ver mi comentario original y el artículo de Elan en la entrada«No al «me gusta».» del 23 de agosto de 2014 y «El Contrajemplo» del 4 de septiembre).
Así que desde entonces decidí dejar de usar el botón de «Me gusta», primero por dos semanas. Si algo me gusta, no lo uso: lo escribo y lo comparto. Así sea un simple «me gusta» en el muro de Facebook de mi amigo. O algo más largo. Me toma más tiempo, sin duda; pero mi corresponsal sabe que me tomé esa molestia extra para compartir su entrada y añadir algo a la discusión.
Pero lo mejor de dejar de usar el «me gusta», es que no le digo al algoritmo de Facebook mis preferencias. Así, recibo publicaciones de lo más variado y no monotemáticas, tengo menos publicidad en mi página de Facebook y veo más cosas de mis amigos y menos de los anunciantes -aunque a veces mis cuates sólo repliquen y repliquen anuncios disfrazados de memes. Es una buena estrategia que les propongo seguir.
Y una cosa más: sólo uso el «me gusta» de Facebook cuándo alguien expresamente me lo pide, por ejemplo, para promocionar su nuevo negocio (personal o familiar, nunca de sus trabajos o de empresas grandes que les gustan a ellos: se trata de apoyar emprendedores) o para concursos dónde mis amigos o su familia directa están involucrados. Para todo lo demás, uso «compartir» y «comentar». Y hasta ahora ha funcionado.
Así que, aunque me gusta recibir «me gusta», preferiría que esta entrada la compartan en sus muros y la comenten. Creo que sería una buena señal de que si les gustó, les pareció útil y que son mis amigos y no sólo canales de publicidad propia o ajena. Mil gracias de antemano y espero llegar a, por lo menos, diez comentarios sobre esta entrada. Digo, sería una buena señal. 😉
Imagen de hoy Thomas Hawk via Compfight