¿Saben por qué los bomberos son tan queridos por la sociedad? Porque tienen como lema «hacer lo que debes». No les importa si va la vida en ello. Cumplen con su deber. Pero hay otro detalle… Ellos se preparan constantemente para enfrentar un problema. Pero típicamente los llamas cuándo el problema está allí: sea un incendio, una volcadura o una inundación, ellos llegan cuándo el problema ya está a la vista. Por ello, parecen héroes: están cuándo ya se vio el problema. Hacen lo que deben hacer. No se van hasta resolverlo -o morir en el intento-. Son héroes.
Hay otro tipo de héroes menos apreciados. Los policías. Igual, se preparan para situaciones difíciles. Enfrentan los riesgos de frente. Pueden morir en cualquier momento. Pero… como ellos patrullan antes del robo, si lo evitan -es decir, si cumplen su trabajo- nadie lo nota. Y si los llaman porque ya ocurrió el robo, tienen pocas oportunidades reales de recuperarlo. A menos de que coincidan y, entonces, haya flagrancia. Por eso no se les ve tan bien como a los bomberos: si hacen su trabajo no se notan, y si los llamas es porque muy probablemente ya ocurrió la falla.
Hacer lo que debes hacer…
Eso que les cuento no es nuevo: lo escuché hace más de 20 años en lo que estudiaba la maestría en políticas públicas. «Cuándo diseñen una política pública, asegúrense de que sea un bombero y no un policía. Que se vea que remedia un problema ya percibido, no que lo evita». Era una solución tramposa. Pero muy verídica.
Aunque hay políticos que tienden a generar un problema, hacerlo crecer y luego ofrecerse como los únicos que lo pueden solucionar. A veces, como el 2 de octubre de 1968, les funciona. Con una pequeña cuota de represión crean un gran problema. Así, Echeverrría forzó su elección como candidato presidencial.
Pero a veces no funciona. Aplican una solución que no funciona, que agrava el problema… y la «solución» que ofrecen deja a la sociedad peor que como estaba. Y sean los medicamentos para el cáncer, las estancias infantiles que se volvieron pagos directos a las familias -y que son inferiores al costo de una estancia privada- o, peor aún, la situación de Culiacán del día de ayer.
… o deber lo que haces.
Por hoy no quiero ahondar en ese tema. No por otra cosa: lo que puedo decir al respecto puede sonar repetitivo a lo que ya se ha dicho. En particular, en ésta entrada del 4 de julio de 2018 (y las que le siguieron) sobre la cuarta transformación.
Sé que debo actualizar ese análisis. Que han pasado muchas cosas y van a ocurrir aún más. Que sería bueno hacerlo. Y créanme que diariamente estoy en eso. Pero… prefiero ser bombero que policía -conforme a lo que les decía en el inicio-. Sí, hacer lo que debo hacer. Pero en el momento en que parezca que se necesita y no como si me anticipara. Aún así, hay que ser cuidadoso. Porque si llegas tarde, debes lo que haces: no tienes crédito por ello y pareces oportunista y extemporáneo.
En fin, veamos qué pasa y es, sin duda, una de las cosas que me tienen inquieto.
(Y como muchos viernes, aquí está el video resumen de esta entrada).
Imagen de hoy: El deber por jackal211 (Pixabay) y video por @Gjsuap.