La película que más veces he visto en mi vida…

Cars 2... Ka-Ciao!

Cars 2... Ka-Ciao!

Supongo que no se vale quejarse, pues es condición de los papás -particularmente de los que tenemos hijos pequeños- ver muchas veces sus películas favoritas. Verlas hasta el cansancio, hasta que aprendamos de memoria los diálogos y ver todos los detalles. Pues bien, debo confesar que este fin de semana terminé de ver Cars 2 por vigésima quinta vez… Por supuesto, a invitación de mi pequeño Gonzalo.

Debo confesar que la primera vez la vi un tanto reticente: eso de carros que hablan se me hacía tan de los comerciales de Bardhal de los años 80’s; la historia me parecía un tanto inverosímil y el «humor Disney» que dañó las más recientes producciones de Pixar me parecía preocupante.

Si, a ratos se me figura una mezcla de película de James Bond y una de Capulina, en dónde el tonto-bueno se sobrepone a las dificultades de mera casualidad. Pero técnicamente es impecable y vale la pena verla. Y la verdad, el guión se sobrepone a los chistes de pastelazo.

Un detalle: en la mayoría de las películas de Disney, lo mismo La Bella Durmiente que El Rey León y muchas de las que hicieron en medio, el malo termina derrotado cayendo a las llamas en una figuración del diablo al infierno. En «Up, una aventura de altura» es la primera vez que pasa lo mismo en una película de Pixar: el villano cae al vacío entre llamas… lo que repitieron en Toy Story 3. La huella de la casa Disney sobre una productora que no había usado ese recurso: ni modo. Otra: los secuaces de los villanos suelen ser muy muy tontos. Temía que aquí hicieran algo similar. Afortunadamente no pasó.

Pues bien, debo confesar que entre más la veo, más detalles geniales le encuentro. Detalles como que los edificios famosos que aparecen tienen su arquitectura modificada por piezas de autos. Por ejemplo, la parte alta de la Torre Eiffel es… una bujía. O el escudo de la Reina de Inglaterra tiene faroles en lugar de joyas. O como pueden ver en el poster de Italia, la portada de la iglesia es un radiador. Y como esos, tiene muchísimos detalles. Escenas de películas de Bond o de El Padrino. Diálogos de obras clásicas. El Papamóvil con sus acólitos. La voz en italiano de Sophia Loren actuando como un carro italiano antiguo Topolino… Está buena.

Por lo pronto, les dejo un corto para convencerlas de verla aunque sea una vez… (o de volverla a ver con atención) antes de que yo la vea por trigésima séptima ocasión… en un par de días.

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