
Ahora que hicimos entradas sobre las profecías de San Malaquías y Nostradamus, llegaron dos tipos de críticas fuertes: «La Biblia prohíbe hacerle caso a soñadores. No les crean» y «Malaquías y Nostradamus son simples seres humanos. No se les puede creer nada».
Que eso de andar profetizando está mal y no debe hacerse. ¡Vamos a analizarlo!
Profetizando profesionalmente
De entrada, la Biblia tiene 4 profetas mayores (Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel) y 12 menores (Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, Malaquías), además de personas que tuvieron sueños y visiones proféticas…

Así, por ejemplo, José el Soñador vio a siete vacas gordas, seguidas por siete vacas flacas, que se las comían. Anticipando hambruna, preparó al reino egipcio para evitarla (y hasta los hermanos que lo traicionaron tuvieron que pedirle perdón).
Esto nos lleva al «síndrome de Casandra»: ella veía el futuro. Si contaba lo que venía y le hacían caso, no pasaba lo malo y la trataban de loca. Si no le hacían caso y pasaba, y era una bruja que perseguir. Como a la protagonista en esta novela:
Nuevos profetas

Entiendo que la Biblia ya quedó cerrada con el libro del Apocalipsis. La revelación pública y masiva ya terminó. Pero no por eso diría que ahora la divinidad guarda silencio y que ningún hombre puede asomarse a ver cosas futuras o tener sueños proféticos.
Tal vez Julio Verne era un profeta; pero prefirió decir que hacía novelas para evitarse problemas.
Por ejemplo, la nave que iba a la luna se llamaba Columbia, salía disparada de un cañón puesto en Cabo Cañaveral… Casi 105 años antes del viaje de Neil Armstrong.
«Es que por qué las profecías solo hablan de desgracias». No del todo. Lo que es noticioso es lo atípico, lo diferente. Hasta Jesús habla de «los 18 aplastados por la torre de Siloé»: las desgracias son noticia. Hablar de 1,000 años de paz, no despierta tanto interés.
Profetizando y actuando
En los secretos de Fátima se dijo: «Un Papa asesinado, la Iglesia ardiendo». Hubo un atentado contra Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981. Perdió 75% de su sangre. Sobrevivió. Reinó 25 años más. ¿Cambió el destino del mundo, desdijo la profecía? ¿O puede pasar otro atentado?

El Vaticano admite que el Tercer Secreto de Fátima no fue revelado por completo. ¿Francisco era el custodio de un mensaje que podría cambiar el mundo?
La profecía de Garabandal: “Un Papa visitaría Rusia antes de la gran catástrofe”. Francisco fue el primer Papa en abrir ese diálogo. ¿Parece aún un ‘simple viaje diplomático’?”
¿O será que al buscar el diálogo con Rusia, estamos evitando conflictos? ¿Se buscaba la paz o no?
El Papa negro
Hay quien dice que «el Papa Negro» que será electo, traerá la desgracia sobre la Iglesia Católica y acelerará el «fin del mundo» y el «Reinado de la Bestia». Lo de «negro», ¿Es por su raza, por su hábito, por su corazón o por su alma?
Lo cierto es que la Iglesia Católica tiene que redefinirse: ¿seguirá en un proceso de ecumenismo, acercamiento y apoyo a ciertas causas sociales, o buscará su identidad, un regreso a la tradición y volverse nuevamente «guardiana de la fe»?
Baba Vanga predijo que «el último Papa verá la destrucción de Roma». También hablaba de la Islamización de Europa. ¿Será lo visto en el 2020 con la pandemia? Francisco advirtió sobre el ‘cambio climático’ y el ‘fin de la civilización’. ¿Era eso o hay que esperar algo peor?
La profecía de La Salette: «Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo». ¿Está Francisco luchando contra esa infiltración… o es parte de ella? Muchos conservadores lo acusaron de «modernista» y «hereje». ¿Será Francisco el que detone el cisma final?
En resumen
1.- No son profecías «bíblicas». No tienen autoridad.
2.- Pero tampoco creemos que «ya no hay profetas» o «sean mentiras».
3.- San Malaquías le atinó a 110 de 112 frases.
4.- Otras videncias señalan que hay tiempos turbulentos. «Oren y estén preparados».ç
Por supuesto, sus comentarios, observaciones y sugerencias son bienvenidos, aunque discrepemos. Sean respetuosos y serán respondidos. Para los intolerantes y violentos, oídos sordos.
(Este texto se publicó originalmente en mi cuenta de Twitter (ahora X) en @Gjsuap)