Me preguntó alguien «¿Qué haces cuándo no haces?» Por supuesto que la pregunta no era muy clara, así que tuve que insistir en que me la aclarara. «Si. ¿Qué haces cuándo no haces nada? ¿Cómo pasas tu tiempo de ocio?» Y eso me hizo pensar seriamente que no suelo tener tiempo de ocio… pero tampoco soy workaholic. Se que suena complicado, pero es más simple que eso.
De entrada, conocemos personas cuya única actividad es el trabajo. Eso si, 16 a 18 horas diarias. Todos sus amigos y comidas y salidas son en el entorno laboral. Auténticos Workaholics. Procuran agendarse labores el sábado. Y el domingo lo dedican a «ponerse al día con el trabajo». No, no soy de esos.
También conozco otros que se pasan las 8 horas laborales «esquivando el bulto»: llegan una hora tarde, se toman dos horas de comida, leen una hora el periódico o el internet, dos horas al día vagan de oficina en oficina, trabajan dos horas y se van una hora temprano, sin contar una hora para el café. Excepto, claro, cuándo los ve el jefe: en ese caso sacan un bulto de papeles, lo desparraman en el escritorio y huyen a los cinco minutos de que está confirmado que el jefe dio vuelta en la esquina. No, tampoco soy de esos.
La verdad es que soy un caso curioso: como disfruto buena parte de mi trabajo, no lo siento trabajoso. Así que puedo estar de ocho a doce horas diarias sin problema trabajando. Pero cuándo no, leo, escribo, hago algunas tareas manuales, pienso, medito… Es decir, no estoy inactivo. Pero tampoco haciendo cosas estrictamente laborales.
Pero también tengo mucho del trabajo pre avanzado. Así que cuándo hay que presentarlo, es cosa de «descongelar» un par de cosas, actualizarlas, acaso mezclarlas de otra forma y listo… Además de que sé en dónde están los antecedentes. Así, lo que a alguien puede tomar dos días a mi me toma dos horas. Por si fuera poco, prefiero ser paperless: rara vez verás un papel en mi escritorio. Pero hay PC de escritorio, laptop Mac; tableta Sampsung ; celular y Kindle. Cada cosa con su tarea, de manera que se especializan y evitamos confusiones… aunque algunos elementos son redundantes -por ejemplo, celular, tableta y navegadores en computadora tienen acceso a la misma agenda, aunque no sea la aplicación nativa.
En resumen, no podría decir que «no hago»; tampoco que «solo hago» todo el tiempo. Pero no desperdicio mucho tiempo: porque además, cuándo te dedicas a escribir ruedan las historias sin parar y de cuándo en cuándo tomas una de las orejas y la vuelcas al papel… así sea como borrador. Y mi consejo, ante todo, es ese: que su trabajo y su gusto no estén separados. Así nunca más tendrán que lidiar con el trabajo un solo día de su vida.