En la entrada anterior les comentaba sobre el incendio de la Catedral de Nuestra Señora de París (Notredame). Y uno de los puntos de miedo era si su colección de arte se iba a salvar o no. Esto incluía las reliquias y relicarios que contiene. Y vaya que para la historia de la Cristiandad y para la historia del arte hubiera sido algo catastrófico.
Claro que los primeros reportes señalan que el edificio resultó casi ileso. Cierto, se perdió su techo, casi todo de madera original de la época medieval. Y los daños totales al interior no abarcan ni el 10% del total del edificio. Vaya, pese a lo aparatoso del incendio, salió relativamente ileso.
Claro que al ser madera seca, el fuego se volvió alto y humeante. Por eso las imágenes parecían de un daño mayor. Afortunadamente los célebres «rosetones» (tres vitrales circulares con los que cuenta) no fueron dañados. Cuadros, imágenes, custodias y objetos fueron, a lo más, ahumados o recibieron algunos daños menores por las cenizas.
Reliquias y relicarios.
Entendamos qué era el atractivo de una catedral medieval: fungía como tres cosas: sede de un obispo, principal templo de un área y atractivo turístico. Es decir, las personas viajaban de lejos para conocerlas. Sí, en los días de fiesta de los santos patronos se reunía un importante mercado afuera de ellas, por lo que era ocasión ideal para ir de compras, además de verla de cerca.
Escuchar al obispo hablar desde su Cathedra (palabra que viene del Griego Katedra que significa silla. «Catedrático» significa «el que puede sentarse») era también otro atractivo. Recuerden que no había televisión, cine o radio; y que los estados-nación no se habían fortalecido. Así que, además de un rey lejano, el obispo era la figura de autoridad más cercana a las comunidades. Escucharlo en vivo debía ser interesante… o al menos, curioso.
Bueno, pues la Catedral de Notredame tenía entre sus reliquias la corona de espinas y una astilla de la cruz. Así que un atractivo era ir a ver «en persona» esos dos objetos. ¿Serán reales? Quién sabe. La tradición dice que San Luis Rey las donó para aumentar el atractivo de la Catedral. Notredame también fue sede del papado, cuándo ciertas invasiones sobre Roma obligaron al sumo pontífice a huir. Ambos objetos sobrevivieron al incendio y seguirán siendo exhibidos en Semana Santa… dentro de cinco años que se acabe la reconstrucción.
Historias adicionales.
Así que si se pierden la reliquias o se dañan los relicarios, habrá menos atractivo turístico en la catedral. Es cierto que ya no viajamos a otra ciudad para ver «una astilla de la cruz» -que quien sabe si es original o no-. Hay mucho más que ver y existen historias adicionales en ese mismo lugar.
Napoleón fue coronado allí. También se inició la beatificación de Juana de Arco en ese templo. Sobrevivió a los bombardeos de la primera y segunda guerra mundial, pero durante la Revolución francesa fue quemada su aguja principal -cuya reconstrucción fue la que se destruyó esta semana-.
En fin. Que la Catedral de Notredame era tan importante por su reliquias y relicarios, que en París era el principal atractivo turístico. Con el doble de personas visitandola que de paseo en la Torre Eiffel.
Imagen de hoy: El Rey Luis y la corona de espinas por KLGreenNYC