A veces las cosas no funcionan como esperas. O no trabajan del todo adecuadamente. Tal vez es un buen momento para repensar las cosas. Descubrir si lo que estás haciendo funciona bien o si requieres otro enfoque. Aunque a veces solo estamos dispuestos a hacerlo cuándo algo no sale bien. Y lo más extraño es que, cuándo cambias la forma de trabajar, los resultados te muestran que había mejores soluciones que la que aplicas porque «siempre se ha hecho así». Abrirse a nuevas opciones y peculiaridades hace que las cosas sean distintas; el chiste es estar dispuesto al cambio.
Les contaba que se nos ocurrió hacer una tertulia con lectores. La idea parecía buena y era buena. Claro que algunos detalles no funcionaron exactamente como se debía: por ejemplo, la premura era para aprovechar la oferta en el restaurante. Debía ser en miércoles y en agosto. Pero el 30 de agosto yo no podía. Así que era antier o no era. La oferta era que no me cobraban cover ni pedían consumo mínimo. Y nos ofrecían «toda la pizza que quisieras comer» y una bebida por un precio fijo de $150. Bien. Excepto… porque todos los que llegamos estábamos a dieta. O moderados. Así que, al final, nos convino más pedir a la carta y compartir la cuenta que pagar el paquete. Así que no fue lo que esperaba… pero salió mejor -y más barato para todos-.
La contra… por la premura y porque fuera entre semana, casi el 75% de los confirmados -incluyendo el proponente de la idea- no pudieron ir. Así que lo que era una mesa larga con demasiados huecos se volvió una mesa más íntima. Para colmo, había futbol y llegó la porra de un equipo. ¡Vámonos a la terraza!
Pero entre lo bueno y lo malo, me invitó a repensar las cosas.
Repensar las cosas
Como les había platicado, he entrado a un reto para ser más productivo. Cuidar el desperdicio del tiempo. Les confieso que tras hacer las primeras tareas, lo más difícil ha sido seguir las redes sociales «en tiempo real». Al apagar las notificaciones y quitarlas de la pantalla principal, ya no las veo cuándo pasan, y se me han ido un par de debates interesantes e incluso un cliente a quien le urgía algo y solo tenía mi Twitter. Se siente raro entrar apenas 2 veces al día y encontrarte con 25 notificaciones. Pero… He mejorado en muchos otros aspectos. La clave estuvo en repensar las cosas: estar en redes, sí; vivir atento a las redes… tal vez no.
La tertulia de ayer estuvo interesante. Le faltó gente. Hay que repensar las cosas y plantear la siguiente en fin de semana, con más tiempo y publicitarla más. Esos son algunos de los cambios que debo plantear, si quiero hacer que las cosas sucedan mejor.
También vi unos documentales sobre alimentación. Y decidí adoptar algunos de sus consejos, fundamentalmente aumentar el consumo de frutas y verduras crudas. También bajarle a las harinas, azúcares refinados y productos enlatados. Y si bien no he llegado al extremo de no hacerlo, reducir el consumo de productos animales, incluyendo leche, huevo y carne. Un momento de repensar las cosas, pues. Y pese a algunos momentos complicados… ha funcionado bien en muchos sentidos. Tal vez los más importantes: la cuenta del supermercado se redujo a la tercera parte de lo que era. Y en el peso van unos 8 kilogramos menos en dos semanas.
No basta repensar: hay que actuar
Lo más importante no está en repensar las cosas: hay que actuar en función de los cambios propuestos. Les aseguro que si hubiera pensando en cambiar la alimentación, seguiría pesando lo mismo que antes. Si hubiera pensado en quitar las redes sociales y notificaciones de mi pantalla principal, seguiría perdiendo el tiempo. De haber pensado en que la tertulia es buena idea, no sabría que hay que cambiar para que funcione. Es la acción la que marca la diferencia… una vez que haz repensado las cosas.
Y tú… ¿qué cambios tendrás que hacer al terminar de repensar las cosas? ¿Cómo los harás realidad?
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