Por fin, por fin, por fin les haré un comentario sobre «Star Wars VII: El Despertar de la Fuerza», la más reciente entrega de la «opera espacial» que estrenó hace menos de un mes y que ya logró el récord de taquilla histórica en Estados Unidos y va hacia el récord mundial, más ahora que estrena en China y tendrá por primera vez presencia en ese mercado.
Sé que para muchos es extemporáneo, pues ha pasado tiempo y me lo pedían desde la función de estreno -a la que no asistí, por cierto- y más ahora que saben que la vi en inglés, español y 4DX. Me falta solo en formato IMAX para poder compararlas adecuadamente. Y si, no es secreto que es uno de los temas recurrentes de Dichos y Bichos, más porque fui al estreno de la primera película de la saga en 1977 y me han acompañado toda la vida.
Star Wars: El fenómeno.
No debemos olvidar que el creador de la saga de Star Wars, George Lucas, en realidad la planteó con dos objetivos: retomar una saga como las de Flash Gordon o las películas de vaqueros que vivió en su juventud, que hacían entregas periódicas usando los mismos personajes en una historia larga, y retomar los elementos fundamentales de los grandes mitos de la humanidad: el hombre de noble cuna, pero que no lo sabe; el mago que le despierta ese conocimiento; el forajido que descubre que puede servir una causa superior a si mismo; la princesa en apuros; un malo-malo-malo pero muy malo, que tiene aún bondad en su corazón; los personajes no humanos (en este caso, robots en lugar de duendes) que participan en la historia… Y al final descubrir que todo es un drama familiar, un choque padres-hijos. Todos los elemenots están presentes.
Pero además cambió las técnicas de efectos especiales al mover la cámara y no los modelos -lo que los hizo más realistas-, al usar maquetas de distintos tamaños (una, incluso, de decenas de metros de largo) y recrear tomas de documentales de la segunda guerra mundial, filmadas desde aviones cazas o bombarderos… lo que aumentó el realismo. Agreguen que usó música de orquesta sinfónica, la que no envejece y le da fuerza y vigor a la obra, y que cuidó de hacer un uso original del mercadeo, al sacar colecciones de juguetes (la original, de 1977 tenía 35 piezas; la segunda colección llegó a 225). que le permitían a la película «vivir» fuera del cine y por mucho tiempo. Por eso y muchas cosas más, Star Wars es un fenómeno de casi cuatro décadas y sigue vigente.
Star Wars: el despertar de la Fuerza.
El director de la nueva entrega, J.J. Abrahams, fan el mismo de la trilogía original, buscó hacer una obra que retomara lo mismo elementos clásicos de la saga original, sean personajes, efectos especiales físicos y no por computadora, al mismo músico John Williams, pero a la vez sentar elementos para una nueva trilogía, hablada para otras generaciones. Por ejemplo, mis hijos me pidieron ver las seis películas originales antes de ver esta para entenderle más (fueron catorce horas de cine durante las vacaciones y fines de semana previos). Por otra parte, hay quien me dice que no había visto las originales y les gustó. Es decir, logró que a los fans anteriores les hiciera sentido y crear una nueva generación de público.
Hay algunos detalles que dejó abiertos, por supuesto para preparar una nueva trilogía. Pero hay elementos que debemos tomar en cuenta, particularmente por algunas críticas que hemos leído desacreditando este trabajo:
- El personaje de Finn. Nunca un soldado Stormtroper se había quitado el casco. En la segunda película de la segunda trilogía conocimos que eran clones tomados a partir de Jango Fett, quien pidió para sí un clon inalterado como parte de su pago, quien será después el cazarecompensas Bobba Fett. Pues bien, en esta nueva entrega los soldados Stormtroper no son clones, sino un ejército de leva (niños prisioneros que son entrenados para ser soldados desde muy pequeños). Es decir, al no ser un clon hay detalles individuales, en el caso de Finn, un sentido de lo correcto y lo incorrecto que puede escapar al condicionamiento.
- El personaje de Rey. Aparece como una mera carroñera, una pepenadora de chatarra. Pero se ve que, recién entrando en contacto con el sable de luz de Luke Skywalker recuerda que fue abandonada en el planeta Jakku por una familia que sigue esperando, y sin entrenamiento formal puede luchar como el mejor de los Jedi. Hay dos detalles que destacar: al ser mujer y por tanto más intuitiva, también puede ocurrir que «entienda» más a la Fuerza sin requerir entrenamiento formal. Y cuándo pelea con el sable, si bien lo hace con habilidad, no domina el arma: la usa de forma muy parecida a como usa su bastón de combate. A final de cuentas, ser «niño de la calle» te entrena para pelear más y mejor que un sensei en un dojo. Con menos elegancia y técnica, pero mejor para enfrentar el peligro.
- El personaje de Kylo Ren. (Alerta de spoiler). El hijo de Leia Organa y Han Solo y sobrino de Luke Skywalker es atraído al lado obscuro, como en su momento lo fue su abuelo Darth Vader. Y aunque se nos presenta como un personaje con un dilema moral, su dilema no es si caer al lado oscuro o al luminoso, sino que tan fuerte puede llegar a ser en el lado oscuro. Se sabe que inició el ataque contra su tío y su escuela, matando a todos sus compañeros y exiliando a Luke; pero no logró matar a Luke. Tiene características nunca antes vistas -como poder detener un disparo láser en el aire-, pero también es incapaz de vencer a Rey en un encuentro «de Fuerza». Y si bien mata a su padre para lograr demostrar su compromiso con el lado oscuro, tampoco lo logra al cien por ciento y no puede decirse que se le note resentido. Total, que el debate es por su debilidad y no por su compromiso con el Lado Oscuro.
- La princesa Leia y Han Solo. La tensión romántica entre estos dos personajes en las primeras tres películas hacía ver que acabarían juntos. Pero la vida, la terca vida, terminó separándolas. Y es el verdadero final de muchos romances de telenovela: entre una princesa y un pirata, las disparidades culturales deben terminar pesando mucho más. Así que el hecho de que una se volviera generala y el otro volviera a ser contrabandista nos recuerda que los hábitos y la costumbre son más fuertes que el amor. Pero da gusto volver a verlos juntos.
- La desaparición de Luke Skywalker. A manera de los evangelios, solo un pequeño círculo fue testigo directo de los milagros de Jesús, por lo que para muchos contemporáneos y con mayor razón para nosotros, es tema de fe. Por eso se entiende que los propios Ray y Finn pensaran que era elementos de mito. Pero como lo escribí en «Lo mejor de Dichos y Bichos«, el hecho de que no tuviera una formación «formal» en una escuela Jedi le haría fracasar en los intentos de recrear la orden. Y, como también se dice en ese texto, el hecho de que su propio sobrino se opusiera nos recuerda mucho a lo que pasó con Buda al arranque de su orden monástica. Lean el texto para saber por qué.
En fin, que la manufactura de la nueva saga, si consideramos esos elementos, es buena para los clásicos y buena para los nuevos. No excelente, porque para muchos es un «homenaje-remake-pirateo», al seguir todo el arco argumental como en la primera trilogía: la niña pobre que no sabe que viene de cuna noble (Rey); el malo que quiere ser bueno (Finn), etcétera. Pero se agradece que fue un buen trabajo, respetuoso del espíritu original del realismo y del «futuro usado» que implica ver que hay basura, pobreza, chatarras y naves que «pasan aceite», o que en treinta años el mayor avance tecnológico es un robot que rueda…
Por último, pero no al final, después de ver varias versiones les recomiendo en 4DX versión en español. Porque si bien personajes como Han Solo o Leia se extrañan en sus voces originales, me parece que la traducción logró mejores villanos. Y los efectos 4DX valen la pena para mejorar la historia.