Unidos en la Muerte… Y sólo por ella.

En el post de ayer decía que la desunión de los mexicanos es patente incluso en las tumbas de los héroes de dos monumentos fundamentales: el del Monumento de la Revolución y el de la Independencia, en los que no están todos los que son ni son todos los que están. En ambos casos faltan elementos fundamentales del momento histórico de que se trata, y muchos llegaron por otras razones. Por ejemplo, en el  Monumento a la Revolución está enterrado Don Lázaro Cárdenas, que si bien participó en la lucha armada de 1910, lo hizo de manera no tan prominente. Sin embargo, fue el presidente más representativo de los gobiernos revolucionarios y ganó ese lugar de honor, a pesar de que fue sepultado hasta 1970, en lo que podría ser el último gran funeral de estado vivido en México con fuerte apoyo y dolor popular.

Tumba de Benito Juárez - www.wawis.com.mx

Tumba de Benito Juárez - www.wawis.com.mx

También me hicieron recordar que hay un gran contraejemplo: en el panteón de San Fernando está la tumba de Benito Juárez, y en el mismo espacio reposan muchos de los militares y líderes conservadores que lucharon en contra de él. Lo cierto es que no comparten monumento; y que en su momento era el panteón más importante de la ciudad – previo a la inauguración del Panteón Civil de Dolores – por lo que es lógico que ahí reposen estos héroes todos unidos por la muerte.

Lo preocupante es que tal parece que México cuenta con unos cincuenta y siete millones de partidos políticos: cada ciudadano tiene el suyo personal, y acordar con alguien más no es ni fácil ni deseable. Y aunque esta pluralidad es bienvenida, también es cierto que resulta poco eficiente. Hace falta -y urgentemente- considerar que construir acuerdos no es hacer traición a la propia causa o visión. El resultado ambiguo del radical «Tea Party» en la elección de EE.UU. -que colocó a dos de sus más moderados candidatos, pero fracasó en colocar a los más radicales- es muestra de que se puede defender con pasión un tema sin llegar a la inmovilidad. Si lo único que nos une es la muerte, y sólo por ella, entonces tenemos poco que hacer como nación. O seguiremos perdiendo lugares. Habrá que pensarlo…

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