¡Hola hola, feliz año 2018! Yo se que tras una semana de iniciado el año, suena a «demasiado tarde» y «fuera de lugar». Pero si las vacaciones escolares acaban de terminar, ¿por qué el Blog no pudo tomarse unos días fuera?
Lo sé: pocas veces a lo largo de los años he hecho pausas tan largas. La verdad, es que tras el sprint de octubre a diciembre -y el NaNoWriMo de Noviembre-, urgía una pausa larga y, literalmente, apagar todo por un rato.
A final de cuentas, saben que a raíz de unas normas de productividad que me encontré en el año (y que les comenté en esta entrada), decidí apagar las notificaciones de las redes sociales. Es decir, aún las veo pero ya no «en tiempo real». Eso implica que no soy «el primero en la noticia». Y que a veces no sé ni de qué va un Trend Topic o un Hashtag.
Pero la verdad es que eso me ha dado más tiempo para otras cosas. Y me permitió el acelerar cosas y proyectos de octubre a diciembre. Pero me dejó agotado.
Vacaciones… por fin.
Entonces hice algo que nunca había hecho. No así; tomar dos semanas de vacaciones. No salí de viaje- e incluso el año nuevo lo recibí en el Ángel de la Independencia, una persona más en la multitud-. Pero casi todo apagado; sin alertas, sin redes constantemente, sin celular -más que a ratos-; correo una vez al día. Casi nada. Un auténtico tiempo fuera.
Si, me atreví a dejar de registrar tareas, listas de pendientes -excepto pagos-. y hasta lecciones de idiomas. Así, una racha de casi 500 días en Duolingo se rompió. Obviamente, dejé de escribir en el blog, como ya lo habrán notado.
Fui tres veces a un mismo museo -ya les diré a cual, vale una reseña- y a otros cinco adicionales. Caminé bastante, leí libros nuevos -hasta tres capítulos por día-. Compré un libro en papel y leí la mitad en un café. Fui al cine, y me desconecté de muchas cosas. Festejé los cumpleaños de mis papás y fui por horas con unos amigos a talleres y dinámicas.
Logros en Vacaciones.
Logré cosas increíbles, algunas que no había hecho en varias décadas: acabar el «Guadalupe Reyes» con medio kilo abajo, sin privarme de comer de todo y bastante. Me gané la Lotería en Año Nuevo -un premio pequeño y apenas con un cachito, pero ¡Qué alegría ir a ESA oficina y qué delicia gastarse un premio!-
Pasee con mis hijos. Volamos un dron y armamos sus regalos de Navidad y Reyes. Me atreví a pasar días enteros sin salir de la casa. Charlas de teléfono de dos y tres horas, incluso en plena madrugada. Escuchar música -sin nada más que escuchar música- por horas. E incluso cantarla (Gracias Azzul Angulo) Jugar videojuegos… en público. Mandar imprimir ejemplares de El Tesoro de Cuauhtémoc (por si alguien lo quiere comprar impreso).
Busqué a viejos amigos y conocidos. Avancé proyectos nuevos con clientes viejos y también proyectos de nuevos (¿Estás lista Mónica Moreno?). Resolví problemas añejos, que se habían quedado así por lustros. Me hice un check-up completo (parece que salió alta la clorofila). Me invitaron a un par de negocios. Incluso en dos días acumulé casi 250 kilómetros manejando en la ciudad. ¡Qué delicia cuándo no hay tráfico!
¿Y lo mejor? Me atreví a hacer cosas que no había pensado posibles hace dos semanas. Con grandes resultados. Y todo por romper un poco la rutina. Por tomar vacaciones. Y con tantos cambios, logros y alegrías, ya me declaro listo para empezar un 2018 maravilloso. Así que… aquí nos leemos.
Postdata:
Me entero que hoy nevó en el Desierto del Sahara. Me compraron un ejemplar de ETDC en efectivo… en Euros. Llegaron donativos en dólares vía Patreon. Gané un doble reintegro en el sorteo de Día de Reyes de la Lotería. Y al final del día siguen pasando cosas maravillosas, que eran posibles pero improbables. ¿Qué otras sorpresas nos traerá 2018?
Imagen de hoy albertonovoa
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