Los viajes ilustran, si señor. Pero para ello hay que estar con los ojos abiertos, que si no lo haces simplemente cansan… y te dejan igual de lelo. Por ejemplo, hay cosas en el mapa de la república mexicana que no acabamos de visualizar, hasta que… Las vemos. Y a muchos nos toman por sorpresa. Eso pasa por no abrir los ojos.
Por ejemplo, en la primera foto que ilustra este texto, todos pueden ver una piña. Una corriente, vulgar, común… piña de lata. Pero ahora si que «clávense en el color» y notarán gamas de cafés, naranjas y amarillos tan amplias y bastas que hacen de este trabajo de Darwin Bell una pequeña joya fotográfica, simple y poderosa. Simplemente, hay que estar abierto a percibirla.
Otro ejemplo: recientemente platicaba con unos amigos sobre nuestros siguientes viajes. Todos por tierra. Uno irá de San Luis Potosí a Ciudad Valles. No saldrá del estado de San Luis Potosí, pero viajará casi cuatro horas. No saldrá del Estado. Otro irá de Tuxtla Gutiérrez a Tapachula. No saldrá del estado de Chiapas, pero viajará cuatro horas. Yo viajaré cuatro horas, pero pasaré por cinco estados al ir del Distrito Federal a Xalapa. (Tocaremos el Estado de México, Tlaxcala y Puebla). Y sin embargo, todos nuestros viajes vueltos una línea recta no saldrían siquiera del municipio de Ensenada en Baja California. El tamaño es relativo. Para darnos una idea, si quisiéramos atravesar ambas Bajas, requerimos mil millas. Unos 1,600 kilómetros de largo.
Va un ejemplo adicional: recientemente volaba de Tijuana al Distrito Federal. Y me encontré al ver por la ventana del avión un fenómeno formidable: entre las dunas y las montañas de color arena, de repente se va abriendo un pequeño hilo de agua, que luego crece y crece… Pensando y midiendo el tiempo de vuelo, descubrí que acababa de ver el punto en que la Península de Baja California se separa de Sonora. Había visto la desembocadura del Río Colorado o el nacimiento del Mar de Cortés. La gran mayoría de mis compañeros de vuelo vieron una repetición de Friends… por no voltear a la ventana. Se fueron con «la piña» de la belleza de Jennifer Aniston en lugar de ver la belleza de su tierra. Aquí la foto:
Otro gran ejemplo: En el Timeline en Twitter de mi amigo R. Vargas @oratoriapolitic me encontré este fin de semana una gran foto cuyo crédito corresponde al fotógrafo regio Matías Vázquez (en Twitter, MatVP; si les gusta el material, no dejen de visitar su página en Flickr aquí) tomada en La Guelaguetza, el tradicional baile oaxaqueño que reúne a representantes de las ocho regiones del estado. Y hay que ver la belleza de todo: la cara, el movimiento, las telas, la composición de la foto… Es una gran foto. (En el Twit original, R Vargas decía «qué belleza». Creo que se queda corto). Los dejo con esta enorme belleza de nuestra patria… y con la invitación a viajar con los ojos bien abiertos para descubrir más belleza. Y ojo: ese viaje puede ser a su trabajo en el camión mañana mismo… no necesariamente a tierras extrañas o lejanas. No pierdan de vista la piña, y obsérvenla con el detalle con el que vieron la primera. Observen la belleza. Perciban la belleza. Toda ella…
Imágenes de hoy: Piña por darwin Bell via Compfight (miniatura superior); gjsuap imagen área; Matias (MatVP) Baile de la Piña, Guelaguetza 2013