¿Y las conferencias?

Y el público por montones

Y el público por montones

Hay cosas que sorprenden e impresionan. Y ver al público que espera en una ceremonia o conferencia es una de ellas. Confieso que es una de esas cosas que no dejan de ponerme nervioso cada vez que me toca vivirlo. Y eso a pesar de que me ha tocado lo mismo dirigir eventos importantes que exponer ante auditorios grandes (3,000 personas y transmisión en vivo por Internet a 52 ciudades).

Pero sea una exposición pequeña ante un grupo de diplomado de doce personas, una participación en un foro o público por montones, la verdad es que es una de las cosas que más disfruto hacer. De hecho, un tiempo trabajaba como «ghostwriter» de conferencias: me daban un artículo y debía traducirlo a una gran presentación de apoyo para una conferencia del autor. Y no saben cómo lo disfrutaba.

Creo que, además de la adrenalina del momento, lo que más me alimenta es el momento «ajá», en el que ves que el público descubre algo que no se esperaba. Y puede ser lo mismo bueno que malo: recuerdo una conferencia basada en el 9-11 (las Torres Gemelas) y la cobertura periodística, que terminó en un 25% del público saliendo del salón, llorando, mientras que todos los que se quedaron aplaudieron de pie por un buen rato. O aquella otra ante miembros de un sindicato, en que terminaron convencidos en que debían fomentar el espíritu emprendedor entre sus agremiados y volverlos empresarios.

Yo les confieso que uno de mis sueños más guajiros -o ambiciosos- y que quiero hacer antes de morir es dictar una conferencia en TED (Technology, Education, Design). Como muchos lo saben, TED es una combinación rara de elitismo y democracia del conocimiento: asistir a la conferencia en vivo cuesta -y bastante dinero-. Pero diariamente ponen una conferencia de un experto, que debe exponerla en 19 minutos o menos, dando ideas originales, con humor y con emotividad y un llamado a la acción. Tengo el hábito de ver al menos dos conferencias TED cada semana -o una al día, cuando la agenda lo permite- para cumplir el adagio «no te duermas sin haber aprendido algo nuevo». Para los que les interese conocer más, visiten TED.com

Por el otro lado, hace años que soy usuario de SlideShare. Este es un sitio que permite compartir presentaciones libremente. Tiene buenos materiales, y lo mejor es que los que más gustan se viralizan rápidamente. Hay una persona que puso una conferencia, logró 70,000 visitas el primer día y rebasó el millón antes de una semana. Nada mal. Pues bien, no he tenido el éxito de ese caso -en parte porque una conferencia que tiene mucho texto parece mala, y una que tiene muy poco puede no entenderse con la explicación-. Pero no deja de irme bien. Recientemente me avisaron desde SlideShare que en 2013 estuve dentro del 5% más visto en todo el sitio. Nada mal. Eso implicó casi 6,000 visitas a los materiales que he subido a lo largo de los años. Aquí el reporte completo.

Debo decirles que me dio tanto gusto que decidí aceptar uno de los retos que había dejado de lado al empezar el blog: ofrecerles al menos una conferencia cada mes. Por supuesto, aquellos de ustedes que son donantes del Blog -el botón de «invítame un café»- pueden recibir una invitación a alguna conferencia que me toque dictar gratis, o bien conseguir una conferencia para su evento corporativo u oficial con un buen descuento. De cualquier manera, vale la pena intentarlo.

Mientras se deciden, los invito a ver mi más reciente conferencia, que explica el Método S.M.A.R.T. que ya hemos comentado, de una forma breve e interesante -espero-. Imaginen, además, que si ese es el material de apoyo, el texto de la entrada -con detalles y explicaciones más a detalle) serían las notas del orador. Va, pues, mi mas reciente conferencia desde el sitio SlideShare. Sus comentarios son bienvenidos.

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Imagen de hoy por Aleks via Compfight. Conferencia por @gjsuap. Creative Commons Atribución – Igual – No comercial (o sea, que puedes usarla dando crédito)

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