Priorizar nunca es fácil… pero es necesario.

Priorizar nunca es fácil

Priorizar nunca es fácil

Es ese momento del año en que hay que empezar a priorizar lo que sigue. Porque a punto de empezar el ciclo escolar, ya se llenó en el calendario las tareas habituales: qué días toca suspender clases; en qué otros hay que llevar a los hijos o pasar por ellos. Cuándo hay tareas repetidas y cómo bloquear tiempo en la agenda.

Así que ya sé qué días toca levantarse de madrugada y qué otros será en las primeras horas de la mañana. En cuáles la siesta es obligatoria y en cuáles optativa. (tip: los que empiezan a las cinco de la mañana, requieren pausa hacia la 1:30 o 2; los que empiezan a las siete pueden esperar después de la comida).

Había leído por allí que Leonardo da Vinci dormía apenas cuatro horas por la noche; pero que cada cuatro horas separaba 30 minutos para una power nap. Una siesta reparadora. Así que cinco sueños de 30 minutos suman dos horas y media; que aunadas a las cuatro horas de la noche dan seis horas y media de sueño diario. Pero repartidas así le permitían rendir más y avanzar en todos sus proyectos.

Priorizar nunca es fácil…

Ahora que veo la agenda llena y que noto que días voy a estar haciendo que, la agenda de las vacaciones de verano se nota muy vacía. Porque solo anotaba ciertas citas -laborales, por ejemplo-. y no todas las actividades del día. Sí, las vacaciones mentales son útiles y necesarias; pero creo que en los últimos meses le bajé demasiado al ritmo.

Claro que esto contribuyó a que hubiera pocos avances en los proyectos importantes. Y mucho tiempo perdido. Pero bueno, también fueron buenos días para disfrutar hijos, familia, lecturas y series «sin mucha presión».

Ahora la dificultad reside en qué hacer primero. Priorizar, pues. Cuándo decimos que «todo es prioritario» es porque nada lo es; y si decidimos avanzar todo al parejo… Nada avanza. Y cierto, eso pasa tanto cuándo lo hace un individuo como cuándo lo hace una nación. Decir que tendremos diez prioridades es decir que, en realidad, no tendremos ninguna.

Pero hay que hacerlo

Ni modo, hay que priorizar. Escoger en qué gastaremos tiempo y otros recursos primero. Claro que hay formas de hacerlo: por ejemplo, una opción de software que me ofrecen me permite automatizar muchas de las tareas que vienen adelante. Pero… Vale más de lo que puedo gastar en eso ahora.

Sin embargo, si al final me decido y lo compro, puedo avanzar tanto los proyectos que «se paga solo» en cosa de un par de meses. La gran duda es ¿Y sí podré hacer todos los materiales en un par de meses? Porque si no, va a requerir mucho más trabajo -y financiamiento-. Por otro lado, decidirme y probarlo me puede hacer sumamente productivo.

Cierto: no es fácil priorizar. Tal vez es uno de mis temas pendientes. No es la primera vez que padezco por ello. A los lectores habituales les consta (como pueden leer aquí). Pero en la medida de que avance en esa tarea, lo lograré cada vez mejor. Eso y los demás resultados que se derivan de ello.

Imagen de hoy Patiperro por la vida 

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