Bueno… parece que ya estamos de vuelta, tras una semana y cacho bastante complicada. De hecho, seguimos probando varias cosas y, al menos, vamos avanzando respecto a lo que platicábamos en dificultades técnicas. Lo curioso es que… parece que no nos extrañaron mucho.
Es decir: el tráfico en el sitio se mantuvo constante, las opiniones en redes sociales también… Algunos ni notaron que pasamos casi dos semanas fuera del aire y que las frases famosas se supspendieron por diez días. Y no, no fue solo por el temblor -que también influyó, pero poco-.
Algunos recordarán que comentamos que había fallado la computadora en que solemos trabajar. Y, para colmo, también la de respaldo. Es una mini historia de terror, que nos recuerda que siempre hay que estar preparados, porque lo impensable si puede pasar… y no como creías.
La falla de la computadora…
Vayamos por partes: el viernes por la mañana, la máquina falló al actualizar un software y empezó a congelarse y fallar. Nada grave: reiniciarla, ¿verdad? Hasta que… ¡No se arranca! Pero ni en modo «a prueba de fallos», carga desde terminal ni ninguna otra opción.
Por supuesto, el tema es sencillo, una vez que notas que no funciona: llevarla al taller. Pero… al llegar a la Mac Store, te enteras que, aunque sea puente y el técnico esté aburrido porque no tiene trabajo… no puedes entrar sin cita. Y la cita se obtiene… desde la máquina que no sirve. O bien, desde otro artilugio Mac (iPad, iPhone, iWatch, iJosdesumad…). Porque si no, hay que pasar un periodo de 24 horas hábiles para reactivar la cuenta desde otro dispositivo. Y eso, si recuerdas el password -que no tengo, porque está en la máquina fallida y en mis notas en la máquina fallida-.
Así que a esperar ¡Y en día festivo! Por lo que hasta el domingo pude entrar a una ayuda online con un Mac Genius o algo así. Me enseñó un truco para arrancarla en modo «catástrofe», lo que permitiría correr la utilidad de disco y descargar de nuevo el sistema operativo.
Cuándo ni encontrando la llave se abre la cerradura…
Pero… justamente un sector del disco, que estaba dañado, era el que nos permitía bajar el sistema operativo. No se podía. Digamos que el disco aparecía como totalmente lleno, porque no sabía en dónde se acababa. La máquina de respaldo no se había actualizado en tanto tiempo, que no tenía el App Store instalado -y ya no se puede acceder en línea-. Y la otra tenía una versión del sistema operativo que no estaba disponible, porque «ya viene la más nueva» y están suspendiendo las cargas de versiones anteriores.
Para rematar la idea, tampoco podía entrar desde la máquina dañada, porque no tenía activa la cuenta de iTunes. Total, que fue casi una semana sin poder entrar a la computadora, sin poderla llevar al taller «oficial», sin arriesgarme a llevarla a un taller «independiente» y sin poder recuperar todo el software. Pero parece que, probando, probando, ya quedó.
Sí, el consejo sugiere «tener respaldos de tus datos en la nube». Y sí, lo sigo casi de manera automática: respaldos automáticos cada semana; algunas carpetas, diario. PERO… nunca esperas ocuparlos, así que la estructura original de tus respaldos puede no coincidir con la estrucutura de tu carpetas de trabajo. Todo está allí, pero no está en su lugar. Así que me tomará un par de días extra tenerla lista.
… y luego, el temblor
Así que… el 19 de septiembre nos agarró el temblor en plena Condesa. Pero eso… eso amerita otra entrada que después les contaré. Digo, si es que quieren seguir leyendo de ese tema. Porque igual y por ahora ya están saturados. Tanto se ha dicho ya en esta semana, que dudo que hoy sea un buen día para seguir con ello. Los espero… luego.
Imagen de hoy Andrew Pilling
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