El 3 de noviembre estaba, como otras tantas noches, revisando el catálogo de Netflix. Anunciaba que el 4 de noviembre estrenaría su más reciente mega producción. «The Crown». Una miniserie que en su primera temporada abarcaría 10 episodios de aproximadamente una hora cada uno.
¿Por qué el detalle de la fecha? Porque, literalmente, me quedé despierto hasta que estrenó. No quería perderme una perspectiva nueva, fresca y diferente sobre la monarca reinante en Inglaterra. Es una de las potencias del mundo y tiene una tradición de mil años ininterrumpidos: eso es la Corona de Inglaterra. Y la serie The Crown nos presenta cuadros de la vida de Isabel II, no solo cómo Reina, sino en su vida íntima como Isabel de Mountbatten y como parte del clan Windsor.
Enternece ver al pequeño Principe Carlos jugando futbol con su papá. Ver la dura negociación que tomó para llegar a su ceremonia de coronación. Lo difícil que era lidiar con Winston Churchill. O el hecho de no poderlo correr -pero no por falta de ganas.
También hay que ver locaciones y ambientaciones espectaculares. Desde el safari en África o la gira en la Commonwealth británica, hasta la propia ceremonia de coronación. O las magníficas escapadas a caballo por las playas de Inglaterra o Escocia. O las visitas a los cotos de caza…
The Crown: Perspectivas
Si les dijera que «la serie es la más cara que ha producido Neflix», todos dirían «oh, que hermosa». O si les dijera que hay 350 vestidos diferentes para los personajes principales y casi 700 para los extras, dirán «qué grande es».
Pero cuándo vemos el debate entre Isabel, quien quiere ser madre y esposa modelo contra Isabel Regina, quien tiene que hacer lo que ella no quiere. Pero, a fin de cuentas, la Reina hace lo hace porque el deber la obliga. Y eso incluye desde aceptar que sus hijos no lleven el apellido de su padre, sino el de la casa reinante. O tener que pelearse con su hermana por no poder aceptar su relación con un divorciado.
Porque a pesar de que muchos de los personajes de quienes se habla siguen vivos, la serie «The Crown» está narrando hechos de hace cincuenta o sesenta años. En un sentido, es como si fuera un documental: el detalle y precisión en trajes, expresiones, modismos y hasta formas de caminar o hablar. Pero en otro sentido es una telenovela política: desde las grillas al interior de la propia familia real, hasta los errores y dificultades que pasan cuándo no puedes correr a Churchill.
Vaya que vale la pena verla. Me dicen que en formato 4K o UHF luce mucho más. Si pueden, véanla con ese nivel de definición. Para los demás, basta con que la vean. Tiene lo mejor de House of Cards- excepto a Underwood- con lo mejor de una telenovela. La ambientación es magnífica y la historia muy buena.
Y como en otras ocasiones, va el trailer -para que se decidan a verla-.
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Imagen de hoy: Steven Feather via Compfight y video desde YouTube cortesía de Netflix.