A raíz de la entrada anterior, varios amigos me han buscado en redes y en persona para expresarme que están francamente preocupadas. «Vamos, Gon, hay que aprender a valorar lo que si tienes». «Sí, la cosa está complicada, pero hemos salido de peores». «¡Vamos, hombre, es cosa de valorarse! Seguro que podrás salir adelante». Ante todo, agradezco sus generosas muestras de preocupación y sus llamadas o mensajes. Tienen mucha razón, pero tampoco es para que se preocupen tanto. Algo de estrés y nerviosismo es normal; disto mucho de una depresión profunda o, incluso, del intento de suicidio que alguno creyó leer en mi texto. Es un poco más sencillo que eso.
Bueno, les comentaba que tal vez el problema es que sonaba muy catastrofista después de tanto tiempo de no escribir. Además… sí, estoy bastante preocupado por lo que estoy viendo como altamente probable. Y más por el mal clima para comentarlo…
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Clara Sandra… otra vez.
Cuándo escribí «Clara Sandra solía soñar» tenía en mente el mito griego de Cassandra, aquella mujer que padecía mucho por poder ver el futuro. Si decía lo que veía y pasaba, malo; si lo decía y no pasaba -en parte por las acciones que tomaban las personas- peor; y si no lo decía, sufría pasara o no pasara. Esa fue la principal inspiración para el personaje de Clara Sandra, esa joven que puede ver el futuro. (El libro está disponible en Amazon ya sea impreso o como e-book).
Pero el otro hecho para inspirarme era mi profesión inicial: como economista, hay que tratar de explicar el futuro. Y luego, decir por qué no pasó como dijiste que iba a pasar. Ahora, si dices algo malo y pasa…. eres agorero de la desgracia. Si lo dices y no pasa… eras un pesimista. Y si te callas… pues peor la cosa.
Creo que eso es lo que más me preocupa de la situación actual. Si digo que hay problemas graves en el horizonte, la gente me saca la vuelta por pesimista; si digo que serán leves, la queja viene por ser moderado. Y si me quedo callado, las angustias son todas mías. Como se ve, es el mismo problema de la protagonista de mi novela.
Valorar y valorarse
Sin embargo, entre lo que me dijeron algunos de los amigos hay un punto en común: debemos aprendernos a valorarnos más. A valorar lo que sí tenemos y lo que eso implica. A confiar y dejarnos llevar por lo bueno.
Sí: en valorarse uno mismo está parte de la clave para no dejarse hundir definitivamente. Los trabajos, el país, el ánimo, todo puede complicarse. Pero la actitud personal sin duda es un factor clave para hacer las cosas distintas. Hay que intentarlo al menos, valorar y valorarse.
Imagen de hoy: 慈父 Family Value by tsoilanc1