Credo del Asesino: matando la historia

Credo del Asesino

Credo del Asesino

Hace algunos años, en 2007, se presentó un juego novedoso para consolas: «Assassin’s Creed», el «Credo del Asesino». Lo interesante era el enfoque que tenía: podías viajar al pasado, en concreto a la época de Las Cruzadas. Esto a través de las memorias genéticas de un antepasado del jugador contemporáneo. El ADN conserva trazas de hechos que te marcaron, y tus descendientes las conservan.

Algo hay de factible: El instinto de supervivencia que a todos nos guía pasa por el hecho de que hay cosas buenas -como comer fruta- y cosas malas -como evitar a un depredaror- que hacemos sin pensar. Están en nuestros genes. Y que un acto intenso se «grabe» en ellos no es descabellado. Tal vez por eso le temes al agua: un tatarabuelo que casi muere ahogado varias veces puede «condicionarte».

En la saga de videojuegos iniciada en 2007, «Assassin’s Creed» (el credo del Asesino) esa es la hipótesis: puedes «viajar al pasado» y ver lo que vio tu antepasado a través de revivir sus memorias genéticamente preservadas. Para ello usan una máquina, el «Animus» y a un individuo descendente del personaje a estudiar. En el primer juego escogieron las Cruzadas en Medio Oriente como punto de partida. En algunas secuelas, fueron piratas, revolucionarios, héroes de la independencia o simples mercenarios.

Lo interesante -en particular de la primera versión- era usar hechos históricos como campo de juego. Un poco exagerados. En realidad, los «Hassasain» eran tropas de élite al servicio de los califas, sumamente efectivos y crueles, porque los tenían drogados con Hashish. De allí lo de «Hashishins». Claro que en el videojuego son casi guerreros Ninjas, practicando Parkout -antes de que se volviera de moda-.

A final de cuentas, el juego dio para siete secuelas, varios libros y comics. Y ahora, una película.

Credo del Asesino: Ni el videojuego ni la historia

El problema de la nueva película es que falla en aspectos clave. La parte «científica» es lenta, aburrida y repetitiva. El «Animus», la máquina, es espectacular… pero sale demasiado. Los combates en la Sevilla en 1492 (que no se utiliza en los videojuegos) confronta a Los Templarios, amparados por la Inquisición Española, en contra de unos Asesinos que luchan por la libertad y el libre albedrío. Las tomas son muy borrosas -alegando que son «reconstrucciones» de la memoria del héroe. Los tonos en general muy ocres y oscuros.

El videojuego tenía mejor movilidad y renderización que esta versión en película. Hay actuaciones que se ven muy planas. Destaca en ese aspecto el «desperdicio» que hacen de Jeremy Irons. Un Templario moderno dispuesto a traicionar a su propia hija… con la misma emoción con que mataría un mosco.

La música funciona. No es la mejor, pero logra esa mezcla de árabe clásico y música electrónica moderna. El guión… tiene fallas. El vestuario y ambientación está muy bien logrado y recrea mucha de la estética que hizo famoso al juego original.

Total, que si se parece… pero no es. No está mala, pero tampoco es una joya. Funciona, pero falla. Tal vez por eso mismo se me ocurrió llamar a la entrada «Credo del Asesino»: no es Assassin’s Creed, aunque se trate de acercar a ello. No es totalmente consistente con la historia original. Ni con los videojuegos. A veces, ni con la realidad. Aunque tiene buenos momentos y la música funciona bien.

Confieso que a mi hija y a mi, que hemos jugado el juego, nos gustó. No demasiado, porque «se parece pero no es». Al resto de la familia les pareció aburrida o mala, aunque escenas como la persecución en la carreta les gustaron mucho. Acá les dejo el trailer… por si tienen curiosidad.

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Imagen de hoy: Creative Commons License torbakhopper via Compfight y video desde YouTube.

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