Recientemente vi un documental sobre Steve Jobs, el genio fundador de Apple. Y tenía una cualidad que era también defecto: muchos de quienes lo conocieron decían, con razón, que vivía «distorsionando la realidad». Que tenía una visión que, si nadie más compartía, no le importaba: él se mantenía fijo en ella, incapaz de modificarla.
En términos coloquiales, era un necio. Una persona incapaz de aceptar la realidad. Era su punto de vista… o ninguno. El problema es que fuera por su pasión o por su autoridad, convencía a los demás. Y muchas veces no lo hacía para bien. Terminaba dañando mucho. Les decía que eran malos, terribles, incapaces; todos le creían. Porque… ÉL era Steve Jobs. ¿Quién se atreve a contradecir a un genio?
Esto lo llevó a dos extremos: de un lado, a generar una compañía tan innovadora y novedosa, que nadie le pudo hacer sombra. Pero del otro, a tener colaboradores tan estresados y molestos que terminaron, incluso, expulsándolo de su propia empresa. Acá les cuento más de eso.
Distorsionando la realidad
Ahora, el problema no es si Steve Jobs lo hizo o no. A final de cuentas, era un empresario, dueño de su propia empresa. Hoy el mundo reconoce sus grandes aportes en al menos cinco industrias: Computación (en sus vertientes de hardware y software), telefonía, cine y música. Porque sus productos, sean Pixar, iPhone o Mac, cambiaron al mundo.
El tema es que estamos viendo durante este periodo de transición de gobierno, una actitud similar de parte del presidente electo: dice que hay cosas que se van a hacer, quieran o no los demás. Mover las Secretarías de Estado a distintas partes del país. Dejar de construir el Nuevo Aeropuerto. Hacer un tren que conecte toda la península de Yucatán…
Tomemos por ejemplo el Tren Maya: Se dice que sus 1,500 kilómetros se tendrán listos en cuatro años. Y que costará ciento cincuenta mil millones de pesos. Esto es, aproximadamente cien millones de pesos por kilómetro construido. Pero dicen los verdaderos expertos que un Tren de Alta Velocidad cuesta unos veinte millones de euros por kilómetro. Eso equivale a 432 millones de pesos por kilómetro. Cuatro veces más.
Pero también dicen que «no se tirará ni un árbol», porque se usarán los derechos de vía ya existentes. Si, es posible, pero solo en una parte del recorrido. En los trazos adicionales, se dice que pasará por dos reservas ecológicas… sin dañar absolutamente nada. Eso me parece una distorsión de la realidad.
En fin. El proyecto ya lo había planteado el presidente Peña Nieto. Y se abandonó porque no es económicamente viable. No hay -ni se puede generar- demanda suficiente para pagar la inversión y operación del tren. Pero… ¿alguien le quiere decir?
… y no es malo
Algo que hay que señalar: vivir «distorsionando la realidad» no es por maldad. De verdad quiere hacer cosas buenas y diferentes. El problema radica en creer que no se han hecho «porque no se quiere». Y que basta voluntad política de un solo hombre para que pase.
Digamos que, para que la ruta de 1,500 kilómetros sea costeable -solo para recuperar la inversión- se necesitan 2,000 pasajeros diarios que paguen casi $6,000 por su boleto. En contraste, el Eurotúnel que conecta Francia con Inglaterra debajo del canal de la mancha cuesta desde 39 € (unos $800) por el tramo de 50 km. Tiene el equivalente a 20,000 pasajeros diarios en promedio. ¿De verdad creen que entre Can-Cún y Palenque habrá tantos pasajeros como los hay entre París y Londres? Lo dudo. Tal vez entre Can-Cún y Tulum si puedas reunir unas 2,000 personas al día. Si les das un tren de lujo que cueste menos que el camión. Lo que no se ve del todo viable.
En fin. Que tal vez me equivoco y, como Steve Jobs, AMLO podrá ser un genio y hacer del sureste del país una potencia de turismo ferroviario. El riesgo de que no sea así, y acabemos metiendo dinero bueno al malo en un tema como ese. Y vaya que solo abordamos una de sus propuestas.
No calculemos lo que pasaría con el Aeropuerto de Santa Lucía, la nueva refinería de Tabasco, las cien nuevas universidades y demás ideas que están presentando como ideales… aunque algunos de su propio equipo salgan a desmentir poco después (como lo de la Guardia Nacional, que ya se dijo que, de hacerse, no será en los primeros tres años).
Veremos que pasa. Por lo pronto, hay días en que me gustaría tener el mismo super poder que Steve Jobs de distorsionar la realidad… y que me crean, por más obvio que sea que no es verdad.
Avisos Parroquiales (anuncios, pues)
Por cierto, me preguntan si, además del taller Escribe Hoy de mañana, tendré más fechas. Sí, pero no tengo claro cuándo: están pendientes los talleres en Veracruz, y ya sabrán que eso me tiene con la agenda bloqueada. Estén pendientes de la sección Taller Práctico en que iré anunciando nuevas fechas.
También me preguntan si lo daré en otra ciudad. La respuesta es «depende». Pero si reúnes un grupo de 8 personas que estén interesadas, contáctame y claro que lo podemos llevar también a tu ciudad.
Y para quienes preguntan: Sí, también habrá uno de Publica Hoy en septiembre. Nuevamente, las fechas están por definirse en función de la agenda. Pero allí está la opción de asesoría personal. Asómense al sitio Publica Hoy para más detalles, costos y alcances.
Imagen de hoy: Carlos Varela y video por @gjsuap