Guadalupanos buenos y guadalupanos malos…

Todos somos Guadalupanos
Todos somos Guadalupanos

Este doce de diciembre, día de la fiesta de la Virgen de Guadalupe, «patrona de las Américas», es un día en que la versión de que «no todos los mexicanos somos católicos, pero todos somos guadalupanos» se repite con insistencia. Y me preocupa que hay quien se la cree. Me parece una idea peligrosa no por lo que dice, sino por lo que implica.

Digo, si le creemos al INEGI, poco más del 70% de la población se declara católica. De allí a que sea algo más que «católico de ceremonia», hay una distancia. Pero solo los católicos -y alguno que otra persona «de buena fe»- cree en el dogma de la virginidad de María. Y de ellos, solo unos cuántos en la aparición bajo la advocación de Guadalupe.

¿Es mexicana porque se apareció en México o porque es morena? Es algo que ya les había comentado desde 2015, cuándo veíamos qué es lo mexicano. Sigo creyendo que, desde el nombre, andamos mal: Lo correcto sería Coatlallope, «la que aplastó la cabeza de la serpiente» en Náhuatl, y no Guadalupe, «río de lobos» en árabe.

Guadalupanos buenos…

Veo en los reportajes de ayer historias como:

  • Personas que van a regalarle aguas o alimentos a los peregrinos.
  • Individuos que ayudan a otros a moverse en esta multitud, aunque no los conozcan (en especial a adultos mayores).
  • Peregrinos que hacen un esfuerzo para ir desde sus ciudades, algunas de hasta dos días de viaje, y «no fallarle» a la Morenita.
  • Curas que atienden a los millones de peregrinos, con disposición y humildad cristiana.
  • Personas que respetan las filas, preservan el orden y ayudan, con su conducta y cooperación, a que la fiesta sea mejor.

… y los malos.

En la cobertura mediática de ayer, también destacaron «chuladas» como las siguientes:

  • Personas que van al evento… a robar a los peregrinos.
  • Que se recolectarán decenas de miles de toneladas de basura en las calles.
  • Que cobran hasta $200 o más por estacionarse en las calles más cercanas al cerco policiaco, y quienes abusan con los precios de bebidas y alimentos.
  • Quienes se quejan de cohetes y borracheras. Aunque tronar cohetes y ponerse borrachos no sean requisitos para la fiesta.

Y eso sin contar a quienes, con ese afán de demostrar que «los otros» están mal (en particular algunas iglesias cristianas que aborrecen el culto mariano, y más el guadalupano) no dejan de ofender y agredir a quienes hoy festejan con devoción a la advocación mariana guadalupana.

En fin, que un evento que reúne a ocho millones de personas en un lugar en un día determinado, no es fácil de ejecutarse. Pero es un evento que nos muestra lo mejor y lo peor de nuestra sociedad. Es cierto… aunque no todos sean guadalupanos.

Imagen de hoy: Guadalupana por mauriestudio (Pixabay)

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