Necedad de lo que hoy resulta necio…

La necedad
La necedad

En su canción «El Necio», Silvio Rodríguez canta en pro de «la necedad de lo que hoy resulta necio». Es decir, de apoyar algo con un tesón que parece irracional a la vista de todos, pero que esperas que algún día se demuestre que… tenías razón. Que esa lucha tenía sentido.

Hay quien dice que lo mío es verdadera necedad. Tal vez por eso mi himno involuntario es «El necio». Creo en el destino, pero tampoco he dejado que sea él quien me controle. «Yo me muero como viví». Aunque a veces entienda que hay que cambiar ciertas cosas (como en el libro de Karl Moore). Dejar de ser «tan» necio.

Eso no implica dejar de hacer cosas. Sino hacerlas distinto. Buscar la misma meta, pero de otras maneras. Diferentes. En la misma dirección, pero de otras formas. Por eso la canción de «El necio» me representa y me emociona cada vez que la oigo -un par de veces en concierto con su autor-.

La letra de «El necio»

Para no hacer de mi ícono pedazos
para salvarme entre únicos e impares
para cederme un lugar en su Parnaso
para darme un rinconcito en sus altares.
Me vienen a convidar a arrepentirme
me vienen a convidar a que no pierda
me vienen a convidar a indefinirme
me vienen a convidar a tanta mierda.
Yo no sé lo que es el destino
caminando fui lo que fui.

Allá Dios, que será divino:
Yo me muero como viví.
Yo me muero como viví.
Yo me muero como viví.

Yo quiero seguir jugando a lo perdido
Yo quiero ser a la zurda más que diestro
Yo quiero hacer un congreso del unido
Yo quiero rezar a fondo un hijo nuestro.

Dirán que pasó de moda la locura
Dirán que la gente es mala y no merece
Más yo partiré soñando travesuras
(Acaso multiplicar panes y peces).

Yo no sé lo que es el destino
Caminando fui lo que fui
Allá Dios, que será divino
Yo me muero como viví.

Dicen que me arrastrarán por sobre rocas
cuando la Revolución se venga abajo,
que machacarán mis manos y mi boca,
que me arrancarán los ojos y el badajo.

Será que la necedad parió conmigo
la necedad de lo que hoy resulta necio:
la necedad de asumir al enemigo
la necedad de vivir sin tener precio.

Yo no sé lo que es el destino
caminando fui lo que fui.

Allá Dios, que será divino:
Yo me muero como viví.
Yo me muero como viví.
Yo me muero como viví.

La necedad parió conmigo

Confieso que «El necio» es una canción que siento como un himno. Tal vez con la excepción de «ser a la zurda más que diestro», o de esperar que «la Revolución se venga abajo». Porque habla de la revolución cubana, de la que no soy partidario; o de ser de izquierda, etiqueta con la que no me identifico.

Creo en las libertades. En que el mayor valor para el individuo es la libertad. Que debe ser educado para ejercerla y debe saber que hay consecuencias de sus decisiones. Que los esfuerzos comunitarios son necesarios e importantes, pero que tienen que surgir de individuos que voluntariamente se sumen para un bien común. Sea en una familia o en una empresa; en un gobierno o en una nación. Sin libertad no somos humanos.

Con base en ella, todo lo demás es posible o deseable. Sin ella, todo se limita. Tal vez por eso el final del capítulo 1 de «El tesoro de Cuauhtémoc» me sigue haciendo llorar cada vez que lo leo.

Y por eso… aunque muchos me digan que «estoy equivocado», que «cambie de estrategia» o que «deje de hacer lo que estoy haciendo»… Soy demasiado necio . Seguiré con tesón hasta que transforme la realidad en lo que he soñado que debe ser. Porque «la necedad de lo que hoy resulta necio» se volverá una realidad diferente.

El video

Y por cierto, acá les dejo una versión en vivo desde un concierto en Quito. Escuchen esa guitarra que suena como un verdadero aullido, y la respuesta del público. La fuerza de la canción… Y sí: seguiré rezando a fondo un hijo nuestro, soñando travesuras, acaso multiplicar panes y peces.

Imagen de hoy: El triunfo no está en vencer siempre sino en nunca desanimarse. Napoleón Bonaparte por LALO VAZQUEZ y video del concierto desde YouTube y resumen original de @Gjsuap con música de Silvio Rodríguez.

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